Ubicada entre Rumanía y Ucrania, Moldavia, una ex república soviética de 2.6 millones de habitantes, se encuentra en medio de tensiones políticas debido a las diferencias entre el gobierno de corte europeísta y los grupos opositores pro-Rusia.
En marzo de 2022, Moldavia solicitó ser miembro de la Unión Europea (UE) y en junio de 2022 se le concedió el estatus de candidato. En el caso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Moldavia no es miembro debido a que es constitucionalmente neutral, pero de forma cotidiana coopera con la alianza. Por ejemplo, en 1992 se unió al Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, un foro de diálogo que reúne a los países socios y aliados de la OTAN (en 1997, su nombre cambió al de Consejo de Asociación Euroatlántica).
No obstante, desde mediados de febrero de este año, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, ha acusado al gobierno de Vladímir Putin de conspirar para derrocar a su administración y frustrar sus planes de unirse a la UE. “El plan incluye acciones con la participación (de personas) con formación militar, camufladas de civil, que llevarán a cabo acciones violentas, atacarán algunos edificios estatales e incluso tomarán rehenes”, dijo hace tres semanas. Asimismo, añadió que “el objetivo de estas acciones es cambiar el poder legítimo de Chisinau (la capital) por otro ilegítimo”, a las órdenes de Moscú.
Días después, el 21 de febrero, Joe Biden se reunió con Sandu en Varsovia, capital de Polonia, y reafirmó el apoyo de los Estados Unidos a la soberanía e integridad territorial de Moldavia. El día 27, la jefa de Estado reiteró las acusaciones de injerencia rusa, declarando que “algunos quieren que nuestro país caiga para instalar un gobierno títere”.
En respuesta a las posturas de Sandu, el martes 28, la oposición prorrusa, encabezada por las diputadas Marina Tauber y Regina Apostolova, del partido Șor, marcharon en las calles de Chisinau contra el gobierno y el posible aumento del conflicto en la región de Transnistria.
Transnistria es una región al este de Moldavia que ha padecido tensiones separatistas desde el desmoronamiento de la Unión Soviética a finales de los 80. El territorio se autoproclamó República Moldava de Transnistria en 1990, pero no es reconocida por ningún Estado integrante de la ONU. Tras una guerra fronteriza de cuatro meses en 1992 entre separatistas pro-Rusia y el ejército moldavo, se acordó un alto al fuego, y desde entonces, unos mil 500 soldados rusos se mantienen en la zona.
LEG