La construcción de la planta de Tesla en Nuevo León se convirtió en la manzana de la discordia entre las corcholatas presidenciales.

Y es que se quiera o no, en gran medida la decisión de Elon Musk fue cabildeada por Marcelo Ebrard y su equipo, lo que le suma puntos a los ojos de la clase media nacional y en el extranjero.

Los detalles de la negociación no se han hecho públicos, pero se conoce que durante 14 meses hubo pláticas entre el equipo de Musk y el de la Cancillería, dejando fuera a la Secretaría de Economía (¿todavía existe?).

Ebrard tenía informado al Presidente, desde luego, y había sumado a las negociaciones al gobernador del estado, Samuel García, quien ahora asume la paternidad del trato con el multimillonario.

Pero no fue así.

El éxito de la negociación, atribuido por el propio Ebrard al presidente López Obrador, en un acto de zalamería que ni siquiera era necesario, se debió a los buenos oficios del equipo de la Cancillería.

Evidentemente, esto provocó los celos de la corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, y del Plan B, Adán Augusto López.

Sheinbaum también felicitó al Presidente por la “exitosa negociación’’ en la que ella no participó -faltaba más-, pero no le quedaba otra si quería subirse al tren de la euforia por Tesla.

Adán Augusto López no hizo ningún pronunciamiento público, pero hoy tendrá en el culto de la mañanera el púlpito para explicar lo que sea; el caso es no quedarse rezagado en la carrera.

Y si Tesla significa para el país una inversión primaria de 5 mil millones de dólares, para Ebrard le significó un golpe mediático que lo impulsa en esta lucha desigual por la candidatura presidencial de Morena.

Se entiende que el reconocimiento a López Obrador por “la exitosa negociación’’ fue una medida también para tratar de quitarse los golpes internos, el fuego amigo, aunque en el fondo todos en el Gobierno le reconocen su decisiva participación en las negociaciones.

Lo único que le faltó fue la foto con Musk, pero ya habrá tiempo para eso, en unas semanas.

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En Hidalgo las huestes morenistas comienzan a reclamar espacios en el Gobierno estatal, luego del triunfo de Julio Menchaca Salazar.

Menchaca, de origen priista, echó mano de sus excompañeros de partido para conformar su gabinete que, aunque morenista en el papel, no oculta su origen tricolor.

El caso es que entre que el gobernador morenista prefiere a sus cuates y que tiene que aceptar a los recomendados que le mandan del “centro’’, los morenistas que se la jugaron en la campaña con él no han logrado acomodarse en la nómina estatal.

Hasta ahora los reclamos han sido en privado pero no falta mucho para que salten a todos los medios, pues quienes apoyaron y trabajaron en la campaña que llevó a la gubernatura a Menchaca se les hace un insulto que ni un hueso les tiren, literalmente.

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El plan antiinflacionario nacional ha sido un fracaso, pero aún así el presidente López Obrador anunció que México, junto con Brasil, Argentina, Colombia y Cuba, crearán un programa para combatir la inflación.

Será muy interesante conocer cuáles serán las medidas, pues las economías de los cuatro países -y los que se quieran sumar-, son tan dispares que más allá del discurso retórico no se ve ninguna coincidencia.

Para empezar, ¿qué puede aportar Cuba a dicho plan si el Gobierno de la isla tiene a su pueblo tan restringido de insumos y víveres?

A ver.

LEG