Adrian Trejo

En un mes, el Instituto Nacional Electoral (INE) tendrá un nuevo presidente o presidenta, sin que ello garantice que el sucesor(a) de Lorenzo Córdova continúe la férrea defensa del organismo ante los ataques del partido del Gobierno.

Córdova bien pudo haberse tirado a la hamaca y hacer lo que muchos políticos hacen en la víspera de entregar el cargo: nada.

Pero lejos de ello, ha mantenido no sólo el discurso sino actividades relacionadas a la defensa del INE y, por ende, de la certeza de las elecciones futuras.

¿Quién ganará la rifa de la presidencia del INE?

Con los datos que se tienen hasta ahora, el Comité encargado de elegir a los candidatos mejor calificados ha privilegiado la cercanía ideológica con el gobierno lopezobradorista.

Como todo el proceso, a diferencia de los anteriores, ha estado manejado en la penumbra, no se sabe quiénes ya pasaron el primer filtro ni por qué; desde luego no se conocen los currículums, pero, dado que la orden fue que el proceso se arrastrara hasta llegar a la insaculación (rifa, sorteo pues), parece que no será necesario tener conocimientos sobre derecho electoral.

El propio presidente López Obrador dijo la semana pasada, sin rubor alguno, que su intención era que los cuatro consejeros que serán elegidos por sorteo puedan realizar “desde adentro’’ los cambios constitucionales que no pudo realizar.

Incluso concretar la reforma electoral, que ya está impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Esos modernos “caballos de Troya’’ podrían incidir desde luego en las decisiones del INE de cara a la elección presidencial, aunque ya se tiene el antecedente de otros consejeros electorales también nombrados durante este Gobierno enviados, supuestamente, para balancear las posiciones en el INE, como Ucc-Kib Espadas Ancona.

Los cuatros consejeros, designados el 22 de julio del 2020, producto de negociaciones entre partidos, se han sumado a la defensa del INE y en el 2021, algunos de ellos votaron a favor de quitar las candidaturas a dos estrellas de Morena, como Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, de Michoacán.

Como escribimos aquí hace unos días, ante la eventualidad de que la Corte tire las modificaciones a las leyes secundarias en materia electoral, conocidas como el Plan B, impulsar u ordenar desde dentro decisiones que terminen modificando para mal el estado actual del INE es el Plan C.

Caballos de Troya en lugar de consejeros, pues.

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Ricardo Monreal tenía más seguidores y respuestas en sus redes sociales cuando criticaba al Gobierno que hoy cuando, naturalmente, lo justifica.

Parece que al zacatecano le hizo mal que lo incluyeran, así como de mala gana, entre los presidenciables a pesar de todos los desaires que le hicieron, por meses, las otras corcholatas.

Monreal avisó que realizará un recorrido por todo el país para presentar su programa de reconciliación nacional, discurso que debería reconsiderar pues, si bien es una realidad que desde la época de la Revolución el país nunca había estado más polarizado, eso de que todos los mexicanos volveremos a ser cuates por decreto nomás no pega.

El senador tiene claro el diagnóstico, sin duda, y había logrado que las clases golpeadas por el discurso oficial lo vieran con simpatía, pero desde que apareció en la lista de las corcholatas, algo le pasó a su discurso.

LEG