Las autoridades egipcias anunciaron que descubrieron una esfinge, que podría representar a un emperador romano, cerca del templo de Dendera situado unos 500 km al sur del Cairo, la capital.
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La estatua, de piedra caliza, fue encontrada en un “depósito bizantino de agua situado en una tumba de dos niveles”, indicó el Ministerio de Turismo y Antigüedades en un comunicado. A su lado se descubrió también una “estela romana grabada en demótico y jeroglífico”.
La estela aún debe ser descifrada para conocer la identidad exacta del emperador, según el equipo egipcio encargado de las excavaciones arqueológicas.
Egipto ha desvelado grandes descubrimientos arqueológicos en los últimos meses, principalmente en la necrópolis de Saqqara cerca de El Cairo y en la meseta de Guiza, que alberga la pirámide de Keops, la última sobreviviente de las siete maravillas del mundo antigüo.
El jueves, Egipto anunció el descubrimiento de un túnel de nueve metros en su interior, que podría ser el camino para llegar a la “verdadera cámara funeraria del rey Keops”.
Más al sur, en Lúxor –la Tebas antigua– las autoridades descubrieron los restos de una “ciudad romana entera”, de los primeros siglos después de Cristo.
Para algunos expertos, estos anuncios tienen más un cariz político y económico que científico.
El país, de unos 205 millones de habitantes, sufre una grave crisis económica y cuenta con estos anuncios para reactivar el turismo, golpeado por la pandemia de Covid-19.
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