El 16 de marzo de 2022, Alejandra salió a atender algunos pendientes y cuando volvió, su expareja ya se había llevado a Victoria con él
Foto: Cortesía Alejandra Cano / El 16 de marzo de 2022, Alejandra salió a atender algunos pendientes y cuando volvió, su expareja ya se había llevado a Victoria con él  

Cobijada por una fuerte red de madres víctimas de violencia vicaria, por la empatía de sus abogados y tras correr con la buena suerte de que las autoridades han hecho su trabajo sin corromperse, Alejandra Cano, recuperó finalmente, luego de 11 meses, a su pequeña hija, de tan solo seis años, en febrero pasado.

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Fueron al menos tres los momentos clave en todo el proceso legal los que jugaron a su favor: en la audiencia inicial, él declaró haber sustraído a la menor; en las entrevistas, la niña señaló que el progenitor la alejó de su mamá; el peritaje concluyó que ésta fue violentada por su padre física y psicológicamente.

Hace casi un mes, sus vidas volvieron a florecer; Ale, al igual que el año pasado, le compró un ramo de rosas a su hija, bajo la promesa de estar siempre con ella, pero el camino no fue fácil, aunque todo ha valido la pena.

“Les puedo decir a todas las mamás que no dejen de luchar(…) el amor por un hijo puede más que cualquier otra cosa”, declaró en entrevista con 24 HORAS.

Infografía: Xavier Rodríguez

DE LA AMENAZA A LA REALIDAD

El 16 de marzo de 2022, Alejandra salió a atender algunos pendientes y cuando volvió, su expareja ya se había llevado a Victoria con él. Las amenazas convirtieron en realidad y pasaron al menos tres semanas para que la dejara verla.

Cano tomó la decisión de alejarse de su –entonces– pareja por cuestiones de violencia psicológica y económica. La respuesta de él fue “nos vemos en los juzgados”.

En un par de discusiones anteriores ya se había llevado a la niña, señales que hoy Ale ve como una alerta, “le doy este mensaje a todas las mamás: cuando hay una amenaza es porque tienen que activar todas las precauciones”.

Cuando el agresor le permitió ver a la menor fue bajo engaños, para luego inculparla de allanamiento de morada; eso las alejó de nuevo y en octubre un juez ordenó que podía visitarla. Allí, ella decidió iniciar un proceso legal por rapto.

Con la rabia, indignación, depresión y ansiedad a cuestas, siguió con el litigio y, a la par, emprendió un negocio. “El corazón duele, pero la lucha nunca muere”, sostuvo.

Aún resta que la Fiscalía dé parte a los juzgados familiares de sus visitas a la casa de Ale y Victoria, para que el juez emita el fallo.

CITA:

Me siento sumamente orgullosa de lo que logré(…) mi deber, en este momento, es enseñarle a mi hija que ningún hombre puede hacerle lo que me hicieron a mí”

Alejandra Cano
víctima de violencia vicaria

LEG