José Ureña

Los legisladores republicanos erraron el tiro.

En lugar de demoler la imagen de un populista presuntamente relacionado o tolerante del crimen organizado, le dieron parque para reposicionarse.

Ahora, con elementos a favor, ese Presidente puede usar a la patria como recurso sublime, envolverse en la bandera nacional e invocar su defensa.

Y con ese objetivo mandó al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a hacer patrioterismo con el cuerpo diplomático mexicano en Estados Unidos, el embajador Esteban Moctezuma y 52 cónsules.

“¡No vamos a permitir que atropellen a México!”, los arengó, como si ya estuvieran los submarinos de Washington en el Océano Pacífico y el Golfo de México, listos para bombardear al país por dos flancos.

Y como si fuera una política de Estado, pese a los mensajes amigables de Joe Biden para desactivar las amenazas de un puñado de senadores interesados en ganar simpatías, como Donald Trump lo hizo hace ocho años.

Sí, cuando el propio Ebrard viajó de Francia a Estados Unidos para hacer campaña contra Trump, el cortejado por López Obrador, y a favor de la demócrata Hillary Clinton.

INJERENCIA RIESGOSA

El magnate encabezaba a los republicanos duros.

Hoy esos republicanos son objetivo de la crítica de Palacio Nacional y usados para ganar simpatías al interior de México para agitar a la patria.

¿Ebrard lo hizo convencido?

Asesores suyos lo niegan porque, primero, no es campaña de la Casa Blanca y, segundo, se necesitan muchos pasos legislativos antes de avalar el envío de tropas.

Pero, lo sabe y guía su conducta, el canciller no se manda solo y debe dar gusto a las instrucciones superiores a fin de mantener sus aspiraciones presidenciales.

Y sí, envuelto en el lábaro nacional y respaldado por el grueso cuerpo consular de México en Estados Unidos -aunque varios de sus miembros carezcan de carrera diplomática-, Ebrard gana puntos.

Pero esta inserción en la política interior estadounidense puede ser contraproducente por muchas razones:

Ya Donald Trump apareció para apagar la bomba mexicana, ratificar su cariño a López Obrador y disminuir los efectos en el electorado de mexicanos en aquella nación.

Colateralmente se atenta contra las remesas, pues si esos mexicanos han triplicado sus envíos en el sexenio es porque confían en el Gobierno mexicano y el estadounidense les da ayudas y facilidades.

Y por si fuera poco, puede ser un bumerán porque parte de los supuestos 30 millones hacen oleadas para venir a obtener su credencial de elector -¡O infamia: del INE!- y votar en 2024 por el lopezobrarodismo… aunque sean republicanos.

Juega con lumbre a ver si no te quemas.

APOYO A ALEJANDRA

1.- El priismo acude en apoyo de Alejandra del Moral.

Emilio Chuayffet, el ex gobernador con mayor estatura política del Estado de México, ha convocado a exmandatarios para el miércoles próximo.

Los reunirá en Metepec a decenas de ellos y ahí, todos a la vez, se comprometerán a ir con la candidata y a sumarse con ella en la campaña.

Y 2.- A su vez, Del Moral hace su propio esfuerzo para cercar a la enviada de Palacio Nacional, Delfina Gómez, donde más flaquea: en su currículum y en su capacidad.

Por ello insiste en debatir no dos veces como ordena la ley electoral, sino cinco para adquirir compromisos de solución a los problemas fundamentales del estado

“Delfina no tengas miedo. Soy una mujer solidaria antes que tu adversaria”, grabó ayer.

 

 

 

JC

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