“No es un respiro, no podemos decir: ‘Ya respiramos tranquilos’”, dijo el padre jesuita, Javier Ávila, Pato, tras el hallazgo de un cuerpo sin vida en Sinaloa, cuyas características físicas apuntan a que presuntamente se trata de José N, El Chueco, probable responsable del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en junio pasado.
“La situación de inseguridad, la muerte, el miedo, no se ha retirado de la sierra Tarahumara, hace poco hubo muertes en Guachochi(…) (de confirmarse el hecho) esto no se palomea y ya, no es un ‘no pasó nada’”, apuntó el religioso en entrevista con 24 HORAS.
A pesar de que en días pasados la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó una serie de medidas cautelares a 11 miembros de la comunidad de Cerocahui, en Urique, Chihuahua, para garantizar su seguridad tras los hechos violentos, los crímenes no han parado, abundó el sacerdote de la Tarahumara.
“El protocolo de seguridad continúa. Hay elementos del Ejército y de la Policía estatal en Cerocahui, pero (los crímenes) no son nada raro(…) aunque no brillan tanto porque no se denuncian. ¿Por qué? No sé, por miedo”, señaló.
EL RETO DE SEGURIDAD EN CEROCAHUI
La probable muerte de José Noriel, siguió el sacerdote, compañero de lucha de las víctimas, no se percibe en la localidad con una concepción de justicia, sino como un paso más hacia ésta, y que se debe asumir como un reto y una llamada de atención para que se priorice el diálogo y continúen las labores conjuntas, con el objetivo de recuperar la paz y generar espacios de tranquilidad.
En cambio, dijo la Compañía de Jesús en México, este probable desenlace mostraría la ausencia de un proceso legal e implicaría un fracaso del Estado mexicanio frente a sus deberes básicos; además, confirmaría que en la región las autoridades no tienen control.
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HERMANA IDENTIFICA CUERPO DE EL CHUECO; RESTA EL PARTE OFICIAL
Ayer, el fiscal general de Chihuahua, César Juáregui Moreno, informó que Diana Carolina Portillo, hermana de El Chueco, identificó, preliminarmente, el cuerpo hallado en el municipio sinaloense de Choix; sin embargo, aclaró, la instancia esperará la confirmación del peritaje.
El cadáver es resguardado por elementos del Ejército mexicano en una funeraria de Los Mochis, Sinaloa, luego de que este sábado, los oficiales lo encontraran sin vida en una terracería rumbo a la comunidad de Los Picachos, vestido con un pantalón negro, playera verde militar y un chaleco antibalas.
“Se hallaron 16 cartuchos percutidos y el sujeto tenía un balazo en la cabeza(…) la Fiscalía de Sinaloa sólo nos reportó que encontró el cadáver de un sujeto, aproximadamente 24 horas posteriores a su muerte”, precisó Juáregui Moreno.
Este miércoles se cumplieron nueve meses y dos días sin justicia desde que los párrocos jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora, así como el guía de turistas Pedro Palma, fueron ejecutados el pasado 20 de junio de 2022, en Cerocahui, Chihuahua.
JC