El presidente López Obrador ha sido un hábil político en la acreditación de apodos. La caracterización al superpoderoso Departamento de Estado que se encarga de la política exterior del imperio como Departamentito de Estado fue un dardo que sacudió la confianza de los funcionarios diplomáticos.
Nadie se había atrevido a tanto; quizá un poco Fidel Castro en 1962, cuando el Departamento de Estado operó la instrucción de la Casa Blanca a todos los países miembros de la OEA para romper relaciones con Cuba por su acreditación como régimen marxista-leninista y lo llamó Departamento de Colonias, algo que, sin duda, agradó a no pocos funcionarios encargados justamente de tratar a los demás países como colonias estadounidenses.
El secretario de Estado, Antony Blinken, ya se metió en una zona de conflicto con México. Su última amenaza el miércoles de que EU estaría “considerado” caracterizar a los cárteles mexicanos como terroristas cruzó la línea roja de la soberanía mexicana, porque ese paso implicaría la llegada a México de marines para convertir el territorio mexicano en campo de batalla contra el narco por la capacidad de fuego y armas –suministradas por EU, por cierto—de los criminales.
La clave de la radicalización de Blinken estaría mandando un mensaje de debilidad política del presidente Biden porque la agenda de los narcos como terrorista es parte fundamental del discurso de los republicanos vinculados al expresidente Donald Trump y su precandidatura a la presidencia para 2024.
El problema de Blinken radica en su cargo de secretario de Estado encargado de la política exterior estadounidense hacia México y la radicalización de su discurso lo está descalificando como diplomático y caracterizando como un halcón de perfil republicano con el disfraz de Paloma demócrata.
Zona Zero
- Como cada año, el tema Luis Donaldo Colosio se revive en los medios y casi siempre con datos que siguen poniendo en duda la investigación oficial que abrió y cerró el presidente Carlos Salinas de Gortari en su doble condición de jefe del Ejecutivo federal, pero también colocado en el territorio de las sospechas a partir de la suspicacia ciudadana que siguen percibiendo el asesinato del candidato presidencial del PRI como un crimen político dentro del salinismo. El PRI inició su debacle con el asesinato de Colosio.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh