A corta edad, Rosario Marín, junto con su familia, se mudó de la Ciudad de México hacia California, un acontecimiento que marcó el inicio de una larga travesía de retos que enfrentaría pero que, dada su persistencia, la llevaron a convertirse en la primera y única mujer migrante en ocupar el cargo de tesorera de Gobierno de los Estados Unidos.
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“Estoy verdaderamente agradecida por esta distinción de venir y contar la historia de esta inmigrante que jamás hubiese imaginado hubiera llegado a donde he llegado”, externó en el marco de las actividades que se realizan en el Tianguis Turístico.
Durante la conferencia magistral “Cuando los grandes retos se convierten en grandes oportunidades”, Marín relató los desafíos escolares que enfrentó tras mudarse hacia Estados Unidos, las limitaciones económicas que enfrentó en su educación y las pruebas durante su carrera profesional.
Cada obstáculo se convirtió en un referente de superación y motivación para trabajar en un mejor porvenir para las siguientes generaciones.
Entre los desafíos destacó que, cuando llegó el momento de iniciar los estudios universitarios, dada la situación económica de su familia dieron preferencia a su hermano para continuar su formación académica bajo el argumento que, como hombre, en algún momento tendría que proveer en el hogar. En cambio, Rosario como mujer, podría dejar los estudios y trabajar mientras se casaba con el hombre que la mantendría.
Sin embargo, Rosario tenía otros planes y optó por trabajar y estudiar al mismo tiempo, esfuerzos que la ayudaron a llegar hasta el City National Bank.
No obstante, una vez que se convirtió en mamá, la situación se complicó dado que su hijo nació con síndrome de Down, que la obligó a interrumpir su carrera profesional en ascenso.
Ese nuevo reto se convirtió en una nueva motivación para la defensoría de las personas con discapacidad, escalando poco a poco en una carrera política que al cabo de unos años la llevó a ser la tesorera de Gobierno de los Estados Unidos durante la administración de George W. Bush en 2001.
Desde su experiencia personal y profesional, la ex funcionaria estadounidense de origen mexicano, aconsejó siempre hacer lo correcto, dar lo mejor de sí mismos, y tratar a los demás como quieren que traten a sus seres queridos.
En su participación, el titular de la Secretaría de Turismo, Miguel Torruco Marqués, reconoció la trayectoria de la mexicana que la resumió en cuatro palabras: tiempo, sueño, metas y servicio.
“Eso encierra la enseñanza de mi amiga Rosario Marín: el que sueña y quiere, puede, no hay obstáculos ni pretextos. El que quiere llegar al objetivo lo logra siempre y cuando las netas sean francas y sobre todo ello, honestas. Todo ello es un orgullo para México de nuestra paisana, Rosario Marín”, expresó.
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