Son orillados a salir de sus países y en su peregrinar por una vida mejor tienen que pasar por el infierno llamado México. Los migrantes que todos dicen cuidar pero que nadie quiere tener, sufrieron la semana pasada una de las peores tragedias en nuestro país cuando 39 de ellos murieron en un incendio registrado en una Estancia migratoria.

Fiel a su costumbre de echar culpas, desde la primera información oficial, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dijo que el incendio fue provocado por un grupo de migrantes, pero no dijo los motivos y tampoco que los guardias y los agentes Migratorios los dejaron encerrados en medio del fuego.

Y siguiendo a su líder, el secretario de Gobernación, a quien la Ley otorga la responsabilidad de los centros migratorios y del Instituto Nacional de Migración (INM), fue el segundo en evadir su responsabilidad y aprovechó para endilgar el problema a su contrincante en la carrera presidencial, Marcelo Ebrard, bajo el pretexto de tener un acuerdo por el que la Secretaría de Relaciones Exteriores es la encargada de los centros migratorios.

La indolencia con la que este Gobierno trata a los migrantes, se vio reflejada el viernes cuando el primer mandatario acudió a Ciudad Juárez, Chihuahua y ni por equivocación tuvo algún gesto de humanidad con los centroamericanos que se encuentran en esa Ciudad: ni los vio ni los escuchó.

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 2022 fue el año con mayor número de detenciones a migrantes que transitaban por México en una situación irregular por lo cual se hicieron 444 mil 439 arrestos, un 44% más que en 2021.

Honduras, El Salvador y Guatemala ya no son los únicos países en expulsar a su población. Ahora hay que sumar niveles sin precedentes de personas migrantes que llegan por tierra a México cruzando a través de Centroamérica desde la República Bolivariana de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Haití, o incluso desde países de África, Asia, y Europa incluidos Rusia y Ucrania.

López Obrador anunció la creación de una comisión para garantizar la protección de los derechos humanos de los migrantes, lo que deja en evidencia que ni la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a cargo de Rosario Piedra y ni la subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración a cargo de Alejandro Encinas están haciendo su trabajo.

Lo menos que tendría que haber hecho el Presidente, es exigirle su renuncia al titular del INM, Francisco Garduño, pero eso sería reconocer que están fallando.

No cabe duda que la soberbia, la indolencia, la irresponsabilidad, la mezquindad con que el Gobierno de la Cuarta Transformación deja pasar las tragedias, pone en evidencia su falta de capacidad para gobernar.

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

¿Lograrán los nuevos consejeros del INE afines a Morena, ser autónomos e independientes en sus decisiones y organizar elecciones en paz y transparentes?

 

     @aguilarkarina