Causaba admiración su inteligencia.
Por eso Álvaro Ramírez Ladewig, heredero del cacicazgo de la Universidad de Guadalajara (UdG), creado por su hermano Carlos, confió en él.
Lo hizo presidente de la poderosa y temida Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) en la turbulenta etapa de los setenta.
Una noche, en un funeral, el periodista policiaco Eduardo Chimely creó la ocasión para compartir proyectos de Raúl Padilla López conmigo.
-Quiero terminar con la fama de violencia de la FEG -me dijo Padilla López-, para no perder más sangre joven y universitaria vital. Hay que cerrar ese círculo.
-Eso hay que dejárselo a la FER -le contesté en referencia a un grupo disidente a quien se acreditó el crimen del exdirigente estudiantil Fernando Medina Lúa.
-Ya me entendiste.
Trabajamos en ese proyecto, le organicé múltiples conferencias de prensa, invité periodistas del Distrito Federal y, sí, cambió la imagen de la FEG.
VENCIÓ A TODOS
En 1978 le comuniqué mi separación.
-He cumplido -le dije-, ya la FEG es otra.
-Pero queda mucha tarea… Soy presidente de la Confederación de Jóvenes Mexicanos. Si te vas a México podemos trabajar allá también -me ofreció sin aterrizar ideas.
Con el tiempo el trato se espació y no para bien, pues entre otras cosas objeté tanto la desaparición de la organización estudiantil como el equipo Leones Negros de la UdG.
Raúl Padilla ya controlaba la universidad, había desplazado a Álvaro Ramírez Ladewig y no aceptaba opiniones.
Ni siquiera la sugerencia de vender a Daniel El Travieso Guzmán, por cuya carta un equipo español ofrecía tres millones de dólares.
-Lástima. Serían buenos para la Universidad -lamenté.
Pocas veces nos volvimos a encontrar y ayer me enteré de su muerte: lo dobló el cáncer de estómago y la terrible metástasis, no las amenazas lopezobradoristas.
Pensé: se suicidó como padre –“no sabes lo que es ver morir a tu papá”- y uno de sus hermanos –“les encargo mi perrita”-, una familia marcada por el drama.
En días previos juntó a su equipo, dejó instrucciones precisas de cómo mantener el Grupo UdG con el rector Ricardo Villarreal al frente.
Hay más cartas visibles -Alfredo Peña El Atenguillo-, su hermano José Trinidad Padilla-, pero deja dos instituciones en la incertidumbre, la universidad y la Feria Internacional del Libro.
EN SUS MARCAS…
1.- Llegó el tiempo de los hechos.
Las campañas en Coahuila y Estado de México iniciaron ayer con gran ventaja de Manolo Jiménez y un discurso pegador:
-Haré que el desarrollo económico llegue a los bolsillos de todos, integre las regiones de Coahuila, fortalezca la salud y empodere a las mujeres.
Miles lo escucharon mientras Alejandra del Moral se siente a un dígito de distancia de su opositora y está segura de revertir.
Pero sobre todo ha sumado a cuadros priistas hasta ahora distantes.
Y 2.- La Cooperativa Cruz Azul sigue en la mala nota.
Los abogados Luis Miguel Campos y Enrique Ortega cada día hunden más a sus clientes Guillermo Billy Álvarez y Enrique Ortega.
Su primera audiencia en el Reclusorio Sur da pistas de más y más enjuagues a través de litigios para escamotear recursos y propiedades; serán de escándalo.
LEG