En México, el progreso laboral de las mujeres no solo encuentra dificultades en las propias dinámicas de los empleos, sino que el avance femenino en la escalera corporativa se retrasa debido a que existe una carga inequitativa en las labores domésticas, de acuerdo a especialistas.
El 46% de las mujeres mayores de 15 años trabajaron de forma remunerada en 2022 y, de ellas, 95% también realizó tareas domésticas y de cuidados sin remuneración.
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En contraste, de 76% de hombres que trabajaron de forma remunerada, sólo 69% realizó tareas domésticas, de acuerdo con el reporte “Mujeres en el Mercado Laboral” presentado por Consultoras en Género y Gobierno (CGG), coordinado por Alejandra López.
Dicho reporte está basado en la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), publicada en marzo pasado.
El estudio señala que las tareas domésticas no remuneradas consumen una gran parte del tiempo disponible de las mujeres, lo que se suma a una brecha salarial respecto a los trabajadores masculinos, que alcanza, en promedio, el 14% de diferencia a la baja en los sueldos.
“Hay pocas mujeres ocupando puestos directivos, pues acceder a ellos está limitado por los ‘techos de cristal’, que son aquellas barreras invisibles que les impiden ascender en la escala corporativa, a pesar de sus talentos y habilidades”, señala el texto.
Estas brechas invisibles van desde el acoso sexual y laboral, la exclusión sistemática y las brechas salariales, entre otras.
Para Liliana Ruiz, maestra en Políticas Públicas y fundadora de la organización Simetría, “las normas sociales de género dictan que ellas (las mujeres) son las que deben estar encargadas y siempre muy ocupadas y preocupadas por las labores del hogar, entonces tampoco hay una adecuada repartición de las labores del hogar y de los cuidados entre hombres y mujeres. Todavía tienden a recaer estas actividades en las mujeres”.
También destacó que “hay una penalización por ser madre, (…) las mujeres tienden a salir por un periodo del mercado laboral por razón de cuidado de infantes de hijos o de hijas. Cuando regresamos al mercado laboral, si es que regresas, es difícil regresar al puesto que tenías y después ya tienes una carrera truncada por esta salida de cuidado”.
Mientras que “los programas presupuestarios, tanto de la Secretaría del Trabajo, como de la Secretaría del Bienestar, los programas sociales, justamente son temas a los que no se les ha dedicado tiempo” y que no están elaborados con perspectiva de género, acusó.
A esto se suman otras ideas sexistas que permean aún la sociedad: “Todavía hay directivos y funcionarios que piensan que un hombre va a hacer un mejor trabajo que una mujer y a lo mejor esto ocurre más en provincia que en la Ciudad de México”, apuntó la fundadora de Simetría.
Mientras que Fernanda García, coordinadora de Mujer en la Economía del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), añadió que “es algo que que viene arraigado en el sentido de que se percibe a la mujer como cuidadora, son esos estereotipos de género que existen y han existido prácticamente siempre, donde las mujeres que son madres son las que cuidan, las mujeres están en el hogar, las mujeres se dedican a estas tareas y los hombres son los proveedores económicos de los hogares y de las familias”.
García señaló que las mexicanas dedican en promedio 40 horas a la semana a este tipo de tareas, lo equivalente a una jornada laboral de tiempo completo, frente a 16 horas de los hombres. Esto se traduce en falta de tiempo de las mujeres para poder trabajar.
Aunque este no es el único factor, pues es un problema de muchas aristas; la coordinadora señaló que en México tres de cada diez mujeres han vivido violencia laboral a lo largo de su vida “y la violencia de género en el mercado laboral aumenta el ausentismo de las mujeres y, en el peor de los casos, las mujeres toman la decisión de salir del mercado laboral”.
Participación
De acuerdo al estudio “Mujeres en el Mercado Laboral”, la tasa de participación laboral de las mujeres en 2019 fue de 45%; al año siguiente descendió a 41% por el cierre de actividades económicas, principalmente las relacionadas con servicios, pero en el cuarto trimestre del año pasado llegó a 46% por la recuperación de este sector de la economía.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) en 2005 las mujeres percibían 21% menos ingresos promedio que los hombres, mientras que en 2022, por cada 100 pesos que percibió un hombre por su trabajo, una mujer recibió 86 pesos, lo que implica una brecha de 14%.
Es decir, aunque la brecha salarial ha disminuido, sigue estando presente.
FRASE
“Las normas sociales de género dictan que ellas (las mujeres) son las que deben estar encargadas y siempre muy ocupadas y preocupadas por las labores del hogar, entonces tampoco hay una adecuada repartición de las labores del hogar y de los cuidados entre hombres y mujeres”
Liliana Ruiz
Fundadora de Simetría
“Si ganó más, me toca hacer menos”
Ana y Jorge son pareja desde hace 15 años, pero llevan viviendo juntos desde apenas hace un lustro; para ellos, la convivencia diaria solo tiene un conflicto crucial: “el quehacer”.
Con un empleo como profesionista, Jorge gana el doble de salario que Ana, por lo que argumenta que debe de hacer menos cosas en el hogar, mientras que para ella el salario no es una cuestión que se deba tomar en cuenta al momento de hacer reparto de tareas.
“Si yo ganara más que él, seguiría pensando que las labores del hogar deben de ser equitativas, porque pues aunque gane menos yo también me canso”, dice Ana a 24 HORAS.
Sin embargo, su pareja está lejos de estar de acuerdo con ella: “No, es que yo me parto el lomo trabajando, tengo que trasladarme más lejos, el horario es más pesado, la responsabilidad es mayor y lo menos que quiero llegando a casa es que me digan que me toca trapear”.
“Entonces si yo voy a aportar más dinero para la hipoteca, la comida, el gas, etc. Lo mínimo que pido es que me dejen descansar”, sentencia.
Si bien en la relación de ambos no existen otros conflictos, “el quehacer” los ha llevado en diversas ocasiones al borde del divorcio.
“Es que hay algo que nunca se acaba en una casa, y ese es el quehacer, los platos se acumulan, el piso se ensucia, la ropa no se tiende sola y el baño se tiene que lavar. Y los dos vivimos aquí, el reparto, debe ser equitativo”, insiste Ana.
“Y no digo que no, al contrario, si yo estoy aportando más a los gastos, me toca hacer menos quehacer, eso es lo equitativo. Si no, pues hagamos cuentas y paguemos los gastos también de forma equitativa. Entonces sí estaría dispuesto a ir 50/50 con el quehacer”, termina Jorge, ya visiblemente molesto.
De acuerdo al estudio, “Mujeres en el Mercado Laboral“, de Consultoras en Género y Gobierno, 46% de las mujeres mayores de 15 años trabajaron de forma remunerada en 2022 y, de ellas, 95% también realizó tareas domésticas y de cuidados sin remuneración.
En contraste, de 76% de hombres que trabajaron de forma remunerada, sólo 69% realizó tareas domésticas.
LEG