Más allá de las vacaciones y las reuniones, la Semana Santa es un período de reflexión sobre las acciones y decisiones que tomamos en la vida. Sin embargo la reflexión también resulta subjetiva si sólo lo hacemos conforme convenga a nuestros intereses.
En tiempos de la Cuarta Transformación, esta conveniente reflexión es la que se impone a los otros datos, a la vida diaria, a la realidad de los mexicanos.
En el examen de conciencia de la 4T, México es un país con un constante crecimiento y desarrollo económico, un país donde reina la paz y sólo se matan entre los malos, un país donde ya no hay corrupción, donde los cargos públicos se otorgan a los mejor capacitados y no a los familiares ni amigos.
México, en la reflexión cuatroteísta tiene a uno de los mejores Presidentes del mundo, tiene a la clase política más honesta, tiene un sistema de Salud encaminado a ser como el de Dinamarca, tiene suficientes vacunas y medicamentos y la estrategia de seguridad ha servido para atender la violencia desde el origen, ah y no es consumidor de fentanilo.
El actual Gobierno presume que llegó al poder con el voto de 30 millones de personas que creen en sus promesas y en sus discursos, sin embargo los otros 90 millones de mexicanos viven en la otra realidad.
Cientos de miles de familias mexicanas han constatado que la estrategia de abrazos y no balazos no funciona y han tenido que enterrar a familiares y amigos, miles de ellas han sido mujeres asesinadas.
A diario, millones de personas tienen que constatar que no hay un sistema de Salud como el de Dinamarca, es más en muchos casos no hay citas con especialistas y tampoco hay medicamentos ni vacunas.
Las instituciones fiscalizadoras han dado cuenta de innumerables casos de corrupción e ineficacia de los servidores públicos quienes tienen parentesco o amiguismo con los principales actores de la 4T como ejemplo está el caso de Ignacio Ovalle, ex titular de Segalmex y sobre quien pesa el desfalco de más de 15 mil millones de pesos y quien es protegido por su amigo, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la lógica de la 4T la honestidad debe ser mayor a la capacidad, sin embargo el ejemplo de Delfina Gómez, deja claro que la incapacidad también ocasiona corrupción, basta ver el desastre que dejó en la Secretaría de Educación Pública donde su ineficacia ocasionó un desfalco de 830 millones de pesos y aún así es candidata para gobernar el Estado de México.
En estos días de reflexión, vale la pena comparar lo prometido con los hechos. Este año habrá elecciones en Coahuila y en el estado de México y en 2024 se renovará la presidencia de México, en un ejercicio ciudadano, resulta responsable iniciar un período de reflexión más allá de la Semana Santa.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
Algún día veremos a algún expresidente mexicano sentado en el banquillo de los acusados como lo estuvo Donald Trump la semana pasada en Nueva York, o los pactos de impunidad son mucho más fuertes que la justicia.
@aguilarkarina