El Manchester City dejó casi sentenciada su eliminatoria de cuartos de final de Champions League ante el Bayern Múnich, tras golear 3-0 al equipo bávaro, este martes en el partido de ida disputado en Inglaterra.
El partido en el Etihad Stadium se presentaba como un duelo entre dos de los mejores y más exitosos entrenadores de la última década, Pep Guardiola y Thomas Tuchel, y los estrategas no decepcionaron.
El español planteó una línea defensiva de tres hombres (Akanji, Ruben Dias y Aké) que cuando el City no tenía la pelota era de cuatro con Stones incrustado al lado del central portugués, mientras que en ataque el internacional portugués ayudaba en el mediocentro a Rodri para abastecer de balones a Gundogan, De Bruyne, Bernardo Silva y Grealish, con Haaland como hombre más adelantado.
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Tuchel, por su parte, intentó contrarrestar el poblado centro del campo inglés metiendo hombres en la medular (Kimmich, Goretza, Coman, Sané y Musiala) y dejando como única punta a otro volante, Serge Gnabry, ya que sus dos delanteros puros, Sané y Müller, comenzaron en el banquillo.
Ambos equipos se pelearon por la posesión de la pelota en los primeros minutos y se mostraron peligrosos al pisar área rival, pero fue el City el que abrió el marcador con un zapatazo desde fuera del área de Rodri que se coló por la escuadra del arco defendido por Yann Sommer (28).
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— UEFA Champions League (@ChampionsLeague) April 11, 2023
En la primera parte, ambos equipos se disputaron la pelota y las ocasiones de gol fueron escasas. Además del golazo de Rodri, Yann Sommer tuvo que tirar de reflejos para evitar el segundo gol inglés antes de la pausa (34), mientras que por el Bayern solo hubo un disparo a puerta, de Leroy Sané en la última jugada (45+2).
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El primer cuarto de hora del segundo periodo el partido se convirtió en un duelo del lejano Oeste, con ocasiones en ambos equipos para marcar, pero sin goles por las intervenciones de Ederson y Sommer.
Pasada la hora de juego, Guardiola acertó que ese no era el camino que más interesaba al equipo y optó por juntar líneas, reorganizar la presión y buscar la contra.
Y el plan le salió perfecto. Grealish le robó una pelota a Upamecano y Haaland puso un centro medido al segundo palo que Bernardo Silva cabeceó a la red al 70 y el noruego dio la puntilla con una acrobática volea desde el interior del área al 77.