Con lo de las drogas, al Gobierno federal -perdonen que por una vez no esté de acuerdo con un alto porcentaje de las personas que generosamente me leen- se le entiende.

Ya sé que les desconcertó lo de que el Doctor Muerte vaya a encabezar en Las Mañaneras un espacio para luchar contra las adicciones. No es que falten motivos: el señor es responsable de varios cientos de miles de muertes por Covid-19, una buena cuota de machorrería con las reporteras que lo cuestionaban y una propensión a la mentira que destaca incluso en el contexto del morenismo.

Así y todo, les ruego: démosle una pensada sin calentones, con pausa y espíritu analítico, porque el Presidente, con esa designación, usa la mejor arma contra las drogas que tiene en el arsenal.

No exagero. Antes de regresar a la palestra al pantalón marca paquete más vituperado de la nación, la avanzada gubernamental contra las drogas consistió en una serie de spots radiofónicos verdaderamente bochornosa y una carta al Gobierno chino que, cito de memoria, venía a decir algo así como: “Excelentísimo Ping, deje de mandarnos fentanilo porque le hace muchísimo daño a la juventú, aunque estamos atendiendo a las raíces del problema. Con un saludo lleno de fraternidad universal, Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”. Y la rúbrica.

Bueno, pues con el Doctor Muerte al menos disminuyen las probabilidades de un conflicto diplomático con la segunda potencia y, con un poco de suerte, nos ahorramos el dinero de los spots, que podemos donarle a Ovalle para consolarlo de que lo engañaron los priistas pérfidos en Segalmex, o al hijo del licenciado Bartlett para que pueda ayudar a papá con la jubilación. Sobre todo, entendamos que, por difícil que resulte de creer, el Doctor Muerte, insisto, es el punto más alto que puede alcanzar Palacio Nacional en estos temas.

Porque sí, hay un par de escalones más bajos. Digamos, un spot pero televisivo como el de “el héroe Verdurín enfrenta a la comida chatarra popó”, nada más que con botargas de pastillas, jeringas y porros. O, ya en los sótanos de la creación, un cómic del Fisgón echándole la culpa a los adictos por joderle la imagen al Presidente, tipo el del niño gordo al que le preguntaba qué se estaba, sic, tragando. Ya saben, “¿qué te estás metiendo, pinche yonqui”? o algo parecido. Ah, o Alcocer recomendando vaselina y té de ruibarbo para el síndrome de abstinencia.

Así que, por una vez: bienvenido nuevamente, Doctor. Duro con el fentanilo.

 

   @juliopatan09