Una deportista de élite que pasó 500 días aislada en una cueva, sin contacto directo con el exterior ni luz natural, salió este viernes a la superficie afirmando que la experiencia había sido “excelente, insuperable”.
“Llevo un año y medio sin hablar con nadie, solo conmigo misma”, dijo a periodistas Beatriz Flamini tras salir, ayudada por espeleólogos, de una cueva donde pasó 500 días a 70 metros bajo el suelo.
Flamini tenía libros, luz artificial y cámaras para grabar su experiencia, aunque ni teléfono ni instrumentos para controlar el tiempo, y estuvo apoyaba por un equipo técnico que le dejaba comida en un lugar de la cueva sin tener contacto con ella.
“Yo no sé lo que ha pasado en el mundo (…) para mí sigue siendo el 21 de noviembre de 2021”, el primer día en la cueva, “y al ver a todos con mascarilla, para mí sigue siendo la pandemia de covid” dijo Flamini, de 50 años, en referencia a los periodistas, quienes portaban mascarilla por seguridad.
“Retos de este tipo ha habido muchos, pero ninguno con todas las premisas que se ha marcado: sola y en total aislamiento, sin contacto con el exterior, sin luz (natural), sin referencias de tiempo”, dijo David Reyes, de la Federación Andaluza de Espeleología, quien estuvo a cargo de la seguridad de Flamini.
La experiencia, que va a ser objeto de un documental de la productora española Dokumalia, tenía como uno de sus objetivos ver la repercusión mental y física de un aislamiento como este.
Ha sido “una prueba de resistencia extrema”, estimó en la televisión pública el ministro de Turismo, Héctor Gómez, quien dijo esperar que “esta prueba sea de gran valor” científico.
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“Zarpa de nuevo el barco en un viaje que durará 500 días (…) Nos leemos de nuevo en abril/mayo del 2023”, había escrito Flamini en Instagram en noviembre de 2021, dos días antes de iniciar su experiencia.
“Ha habido momentos difíciles y es cierto que ha habido momentos muy bonitos y ambos han sido los que han conseguido que cumpla” el objetivo, dijo en la rueda de prensa esta deportista que en el pasado pasó periodos de aislamiento en cumbres de montañas, según reportó en Instagram.
Afirmando que “ninguna” vez pensó en abandonar, ni siquiera cuando sufrió una invasión de moscas dentro de la cueva, dijo que dedicó el tiempo “a leer, a escribir, a dibujar, a tejer, a estar, a disfrutar”.
“No he hablado conmigo misma en voz alta, las conversaciones que he tenido, las he tenido absolutamente internas”, afirmó.
“Me he llevado muy bien conmigo misma”, agregó, sonriente la deportista que sobrevivió al encierro en una cueva ubicada en Andalucía, España.