Citando a un clásico nacional, “haiga sido como haiga sido’’, PRI y PAN desistieron de su intento de reformar la Constitución para acotar las atribuciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Estos dos partidos no dejaron dudas de su posición aunque, junto con los coordinadores parlamentarios de Morena, el PT, Verde y el PRD en San Lázaro, emitieron un comunicado en el que aseguran que “no hay consenso’’ para la reforma, pero que seguirán trabajando “en favor de las minorías, de la democracia, de los derechos de las mujeres, de respetar los órganos autónomos, de fortalecer y delimitar las competencias y de que la autoridad jurisdiccional tenga la capacidad en el texto constitucional para interpretar sus facultades’’.
El presidente del PRI, Alejandro Moreno, aseguró que luego de un intenso debate interno su partido decidió no acompañar la polémica reforma.
“Que no quede ninguna duda’’, dijo.
Antes, ya se había bajado de la discusión el PAN; en voz de su coordinador parlamentario, Jorge Romero, argumentó que el blanquiazul no estaba de acuerdo con los términos de esa iniciativa.
Por la noche Santiago Creel fue más claro: la reforma no va, punto.
La decisión de los partidos de abandonar el intento por restringir las facultades del Tribunal Electoral fue producto de las rebeliones internas de sus propios grupos vulnerables, sobre todo las mujeres.
Influyó también decididamente la advertencia que desde el Senado lanzó la legisladora Malú Micher quien, sin devaneos, dijo a los diputados que esa iniciativa no prosperaría en la Cámara alta.
Pero, sin duda, la presión más fuerte fue la que ejerció la ciudadanía, la misma que defendió al INE del llamado Plan B y la que exigía coherencia a los líderes de la oposición que marcharon también el 26 de febrero en contra del destazamiento del organismo electoral.
Esta victoria debe reforzar la autoestima de la ciudadanía que ya vio que su voz sí pesa -y mucho- y que sin necesidad de lonches puede influir en la toma de decisiones que afecten la vida del país, en cualquier tema.
Se ganó una batalla más, pero faltan muchas.
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Lamentable, muy lamentable lo que está ocurriendo en el Senado en el caso del INAI.
Ya se conoce que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el mismo que les pidió a los senadores de Morena “destazar al INE’’, ahora ha dado la instrucción -que recibió en Palacio Nacional-, de no designar a los dos comisionados que hacen falta para que el Instituto encargado de la transparencia, pueda operar.
Ni Ricardo Monreal puede ahora contradecir al segundo López y menos tratar de operar para que sus compañeros de bancada aprueben los nombramientos.
El INAI no podrá operar ni cumplir con su trabajo de brindar información que transparente el ejercicio del gasto público porque desde Palacio Nacional se dio la instrucción de dejarlo cojo.
Ese sí debería ser un verdadero escándalo, no la pirotecnia política con la que generalmente se distrae al país desde el púlpito diario.
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Aunque los acuerdos de fondo son reservados por su propia naturaleza, la reunión de alto nivel que sostuvieron los responsables de la seguridad en el país y el canciller Marcelo Ebrard con sus contrapartes estadounidenses para tratar los temas de drogas -fentanilo principalmente- y contrabando de armas, debe contar como un punto a favor del Gobierno mexicano.
LEG