El secretario general de la OEA, Luis Almagro, violó “obligaciones éticas” de la organización pero no quebrantó las reglas sobre incrementos salariales o conflictos de interés al mantener una relación con una subalterna, concluyó una investigación a la que tuvo acceso la AFP.
En noviembre de 2022, el Consejo Permanente, órgano ejecutivo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), pidió que una compañía externa investigara si Almagro violó el código ético al mantener una relación sentimental con una empleada.
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La investigación, realizada por la compañía Miller&Chevalier, concluyó que Almagro, un abogado y diplomático uruguayo, “violó las reglas y regulaciones de la OEA en lo que concierne a las disposiciones sobre el sentido común y buen juicio” y las “obligaciones éticas adicionales para el Secretario General”.
Al mantener la relación íntima permitiendo al mismo tiempo que la funcionaria de la OEA continuara colaborando como parte integral de su equipo de asesores, Almagro violó sus obligaciones éticas adicionales y contravino el espíritu mismo del “sentido común y el buen juicio” requerido siempre “para todos los miembros del personal y demás proveedores de servicios” de la Secretaría General, se lee en el texto de más de cien páginas.
Sin embargo, el informe asegura que no ha violado “las obligaciones de supervisión, incrementos salariales, intimidación, viajes o conflictos de interés”.
El actual código de ética de la organización data de 2012 y no se ha actualizado desde entonces.
En estas circunstancias, la auditoría recomienda a la organización que revise las normas “de manera tal que en el futuro se evite este tipo de situaciones” y estima que se beneficiaría “de una regulación más exhaustiva frente a las conductas relacionadas con relaciones íntimas”.
Almagro siempre ha confirmado haber mantenido una relación amorosa con la empleada.
“Ella fue mi partner [pareja] prácticamente por tres años, a nivel personal quizás los mejores de mi vida”, dijo en noviembre durante una sesión del Consejo Permanente, en un momento en el que se encontraba contra las cuerdas, después de que varios países como México y Argentina hubieran pedido su renuncia por otros motivos.
Precisó entonces que la relación amorosa “terminó hace meses”.
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La funcionaria, una analista política latinoamericana cuyo nombre la secretaría general de la OEA ha pedido expresamente que no se cite, entró a trabajar en la organización en 2012 y desde el 1 de junio de 2022 se encuentra “bajo licencia sin goce de sueldo por razones académicas”.
Aparte de este caso, Miller&Chevalier debía investigar una denuncia de una persona anónima que en junio de 2022 afirmó que Almagro pudo haber infringido las normas de la OEA si “no protegió y más bien ulteriormente despidió” a una empleada.
Se trata de una chilena, exempleada doméstica de la residencia oficial de la OEA que se habría quejado, según el denunciante, de haber sido “agredida verbal y físicamente por la exesposa” del secretario general.
El informe concluye que estas acusaciones “carecen de sustento fáctico y probatorio”.
EAM