Por si había pocas coincidencias entre el PRI y Morena, la ampliación del mandato de sus líderes nacionales se convierte en una necesidad que acusa negligencia en ambos casos.

Ellos quieren ser los que escojan a los candidatos a puestos de elección popular en 2024. Nadie dudaría que incluso esas candidaturas pueden tener precio, porque ahora es parte importante del currículum de algunos ser candidato, aunque no gane y esto no tiene precio para ser lanzado a la fama y de ahí a medrar con el nombre del partido y del propio.

Tanto Alejandro Moreno como Mario Delgado, no quieren dejar el cargo cuando deben hacerlo y al pedir la ampliación de mandato simplemente les corta las alas y las ambiciones, aunque violen sus propios estatutos. En ambos casos la petición debió llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como si no hubiera tanto rezago en el Poder Judicial como para quitarles el tiempo en caprichos personales, pero los líderes de los partidos son los nuevos virreyes del país y ellos quieren ser más importantes que sus candidatos.

En ninguno de los dos casos los dirigentes nacionales de sus respectivos partidos fueron capaces de crear cuadros nuevos que los sucedieran, siempre pensaron en la ampliación de mandato o en la reelección. Son tan antidemocráticos unos y otros que terminan por ser ellos mismos delincuentes electorales.

Ante la propuesta de la magistrada Janine Otálora de invalidar la ampliación de mandato de la presidencia y la secretaría general del partido Morena y renovarlas en agosto de este año, Mario Delgado, señaló que “es un golpe político”.

Ya basta de responsabilizar a otros de los problemas propios, la creación de cuadros en Morena tiene apenas unos meses, instancia que debió construirse desde el día en que nació el partido y no tres años después de obtener el poder a través de la Presidencia de la República.

La falta de visión, el exceso de ambición forzó al CEN del PRI a deshacerse de aquel famoso e indispensable Instituto de Capacitación Política, que era un ejemplo de formación de cuadros que fue degenerando poco a poco hasta convertirse en un salón de cursos de oratoria.

En el caso de Morena, la escuela de cuadros sigue siendo una improvisación permanente que nadie puede llevar con congruencia y de manera apegada a la realidad del país y del propio partido, prueba de ello es que no hay quien sustituya a varios cuadros de la cúpula de ese partido.

Esto es una muestra clara de la incapacidad de uno y de otro por llevar a cabo las tareas que les corresponden. A pesar de que las elecciones de cambio de Presidente de la República están a la vuelta de la esquina.

El PRI es un partido conocido por sus vicios, Morena va por ese camino y muestra suficiente es que pareciera que Mario Delgado sigue los pasos de Alito, a pesar de la mala fama que le precede, porque no le importa la percepción que tengan los votantes de la conducta de los líderes de estos partidos, lo esencial para ellos es continuar para obedecer órdenes, subastar algunas candidaturas y ser el héroe de la victoria o de la derrota, según el caso.

Alito sigue en el PRI a pesar de los ataques de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien no le hizo nada, y Mario, sigue al frente en lugar de pensar en un sucesor. Hay muchos intereses en la cúpula de los partidos y esto debe analizarlo la población a fondo.

Mario Delgado asegura: “Morena no se va a dividir porque está más fuerte y unido que nunca”, pero sí es él quien debilita al partido, el daño es mayor. Algunas de las corcholatas quieren ya empezar a competir y en lugar de reparar en la falta de coherencia de la dirección de su partido exigen que se abra la convocatoria para concursar por la candidatura.

Morena aprende lo peor del PRI y éste sigue igual que siempre. Ni a cuál irle. Los otros no están mejor.

PEGA Y CORRE.- Anuncian que el Gobierno federal quiere deshacerse de 18 órganos administrativos, algunos de ellos nadie sabía que existían, pero deben explicar la causa y si son sustituidos aclararlo con precisión y puntualidad. Porque pareciera que se van contra los que atacan la corrupción administrativa… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.