El Senado de la República, develó en el muro de honor del Salón de Plenos con letras doradas, la leyenda: “Benito Juárez, Benemérito de las Américas”.
En sesión solemne, el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, consideró que este reconocimiento del Senado llega en el momento adecuado para honrar “el recuerdo imborrable del mexicano más universal, digno representante de la gran generación de oaxaqueños del cincuenta y siete, hombre de leyes, principios y valores, pionero de la lucha en los tribunales contra la injusticia y el despojo a las comunidades indígenas, siempre promotor del sometimiento de la justicia al imperio de la ética y la moral, enemigo del saqueo, el dispendio, la corrupción y los privilegios”.
Destacó que Benito Juárez, “como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y como Presidente de la República demostró que se puede ejercer el servicio público de manera digna, congruente, honesta y sin ser presa de facciones o intereses de grupo”.
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Y consideró que, “en la actual coyuntura política el legado de Juárez debe ser revalorado y reinterpretado a la luz de su propio contexto histórico. Juárez encabezó la lucha contra las estructuras coloniales, unió a una nación desgarrada y vulnerada por una anexión y una guerra injusta que nos llevó a perder más de la mitad de nuestro territorio”.
Al respecto, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, destacó la resistencia que tuvo siempre el presidente Juárez.
“Juárez de nuevo resiste y resiste a los franceses, y resiste a los norteamericanos, y resiste a las naciones hostiles, por eso su frase inmortal, que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos”. Y aprovechó para citar la frase juarista: “¡Porque entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz!”.
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Enfatizó que al final, “el constitucionalismo se impuso, la guerra nos dio una lección muy dolorosa, perdimos territorio hombres y mujeres masacrados, pero el Presidente Juárez nos enseñó que el pueblo mexicano es el árbitro de su suerte. Concluida la lucha señaló que su deber era convocar a pueblo para que sin ninguna presión ni legítima influencia este eligiera a la persona en quien quisiera confiar”.
LV