El Insabi desapareció ayer, víctima de su anemia estructural que le impidió cumplir con la misión de atender a la mitad de los ciudadanos del país, que carecen de seguridad social.

Lo malo del asunto, es que en el afán por desaparecer todo rastro de la administración calderonista, este Gobierno eliminó quizá uno de los programas que más éxito tenía, el Seguro Popular.

El Insabi nació muerto; el hecho de que hayan designado a un administrador de empresas cuya vida laboral, el 90%, se ha dedicado al cuidado de zonas arqueológicas en Veracruz y Tabasco, siempre en el Instituto Nacional de Antropología.

De ahí que se le haya conocido más como “antropólogo’’ que como administrador; su paso por el Insabi justifica ese detalle.

El Insabi debía atender a los 60 millones de mexicanos que, en 2020, carecían de seguridad social; nunca pudo sustituir al Seguro Popular.

Primero porque se deshizo toda la estructura que soportaba al exitoso programa calderonista, incluido el catálogo de proveedores, lo que provocó desabasto y que la atención, cuyo sistema se había institucionalizado, se fuera a la basura.

La nueva ocurrencia es que sea el programa IMSS-Bienestar el responsable de asumir la atención que no pudo brindar el Insabi, para lo cual se le trasladarán los recursos que tenía destinados para este año.

Aún cuando el IMSS es, sin duda, la institución de seguridad -y solidaridad- social más importante del país, asumir esa responsabilidad será todo un reto nada sencillo de cumplir.

Ni hablar.

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Los 22 gobernadores de Morena fueron citados hoy a Palacio Nacional a las 11:30 horas; puede ser que les den un anuncio importante o una táctica para seguir alimentado las especulaciones sobre la salud presidencial.
O sea, para nada.

¿Usted qué cree?

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Los asesores de la candidata de Morena a la gubernatura del estado de México, Delfina Gómez, deberían empeñarse más en el discurso de su representada.

Si bien es cierto que las encuestas la siguen colocando por arriba de la candidata de la alianza opositora, la opinión negativa de la morenista también ha ido para arriba.

Y eso se debe no solo a sus antecedentes como presidenta municipal de Texcoco, de sobra conocidos, o a su intrascendente paso por la SEP -que sólo mereció observaciones de la Auditoría Superior de la Federación-, sino por su evidente incapacidad argumentativa a la hora de justificar una propuesta.

En entrevista le preguntaron ayer qué proponía para acabar con la inseguridad y dijo que “inteligencia’’, lo cual está más que bien, pero a la hora de que se le insistió en el cómo, nomás se puso a darle vueltas al tema para caer en lugares comunes.

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Vestida y alborotada se quedó la comunidad científica de la UNAM, esperando que llegara la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla.

La funcionaria, cuyo aporte a la ciencia mexicana ha sido calificarla de “neoliberal’’, canceló su asistencia a un foro en el que participarían directores de facultades, institutos y centros de investigación de la UNAM, que llevaban preparadas sus propuestas para la nueva Ley General de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación.

Lo malo del asunto que es que Álvarez-Buylla canceló su participación ¡10 minutos antes del inicio del evento!, cuando todo estaba listo para recibirla.

Quién sabe por qué lo hizo, ni que estuvieran preparados para preguntarle por la famosa vacuna “Patria’’ contra el Covid que según ella debió estar lista hace dos años, o los ventiladores creados por el Conacyt para atender los casos graves de Covid y que nomás no aparecen por ningún lado.

LEG