A pesar de los anticipos de una desaceleración de la economía de los Estados Unidos y de los problemas financieros de bancos del tamaño del First Republic Bank, en los mercados hay una amplia mayoría que está convencido que la próxima semana la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) volverá a subir su tasa de interés de referencia al 5.25%.
Mientras tanto, en México prácticamente hay la certeza de que la Junta de Gobierno del Banco de México no moverá la tasa interbancaria durante su siguiente reunión de política monetaria del 18 de mayo, tasa que ya alcanzó el 11.25%.
Este adelanto de la gobernadora del Banxico, Victoria Rodríguez Ceja y del influyente subgobernador, Jonathan Heath, es prácticamente una certeza de que al menos por mayoría de votos se mantendrá así el costo del dinero.
Esta posible desvinculación de las decisiones de política monetaria entre la Fed y el Banxico podría tener efectos mínimos en el tipo de cambio, porque al final de cuentas el diferencial entre las tasas de interés de los dos países es muy importante.
México mantiene un premio superior por las inversiones financieras en pesos y con un riesgo país relativamente aceptable.
El más reciente dato de la inflación en México, con un índice general en el 6.24%, refleja una clara desaceleración en el incremento de los precios. Claro que ante los ojos de los expertos que toman decisiones de política monetaria no escapan de su vista los efectos coyunturales que provocaron esa desaceleración inflacionaria.
Por lo que nadie en el banco central mexicano anticipa un pronto regreso de la tasa de interés hacia la neutralidad. Al contrario, hablan de al menos dos años más de una política restrictiva.
La gobernadora Rodríguez Ceja habla de un alto en el incremento del costo del dinero, lo que implicaría una especie de pausa, mientras que Jonathan Heath adelanta haber llegado a una tasa terminal, un nivel que ya no anticipa que pudiera subir en este ciclo.
Son matices de los dos banqueros que al final pueden adelantar esto porque la inflación subyacente también se ha desacelerado, aunque su registro la quincena pasada todavía fue del 7.75%.
Sin embargo, no deja de llamar la atención que en especial algunos precios de servicios sí mantienen una tendencia al alza y es ahí donde tiene que calar la idea de que la inflación ya no va para arriba sino de regreso.
Lo que puede engañar un poco al público en general es que la inflación del subíndice de alimentos, bebidas y tabacos mantiene un registro de doble dígito, con un 12.38% en términos anuales. La incidencia de estos precios es muy alta, pero por su naturaleza no se solucionan esos aumentos superiores al promedio con un alto costo del dinero.
Es a partir de aquí en donde el Banco de México debe mostrar más precisión en sus decisiones, pero sobre todo en su comunicación.
La importancia de mandar los mensajes precisos sobre su intransigencia con la inflación, pero también su empatía con un mejor desempeño económico es básica para que tenga el mejor efecto la política monetaria.
@campossuarez