Este miércoles viví mi primer show de K-Pop. Lo que inició como una cobertura como las que realizo en este periódico, terminó en toda una experiencia y mi encuentro con BLACKPINK.
Y es que desde meses atrás ya conocía algunas de sus canciones pero la realidad es que nunca imaginé que estaría viendo e intentando corear algunos de sus tracks.
El estar rodeado de muchas personas –en su mayoría menores de edad– que probablemente estaban viviendo el primer concierto de su vida, me recordó a mi época en la que en 2007 vi a Shakira en el Zócalo de la CDMX con apenas 12 años.
Y es que realmente el fandom del K-Pop es entregado o podría decir que esa palabra queda corta porque minutos antes de que se apagaran las luces del Foro Sol poco más de 50 mil personas gritaban, coreaban y hasta mostraban sus lights stick, cuyo precio estaba arriba de los mil 800 pesos.
Acostumbrado a ver vasos volar o la venta de alcohol al por mayor, esta ocasión fue muy distinta ya que la mayoría de los que obstruyen tu vista en los shows vendían agua y refrescos.
Claro que sí hubo algunas personas que querían bajar a los menores de los hombros de sus padres. “No me importa que sean menores les voy a aventar mi chela”, se escuchó en el General B, sitio en el que me tocó disfrutar el concierto.
Afortunadamente no pasó pero, ¿qué onda con algunas personas? Es claro que no están familiarizados con este tipo de eventos pero para que esto ocurra deben vivirlos.
En cuestión de producción, aunque parecía que iban a presentar el show básico, la realidad es que fue el completo, en el que visuales, fuegos pirotécnicos y hasta confeti, emocionaron a miles de personas.
Los boletos para ver al grupo compuesto por Jisoo, Rosé, Lisa y Jennie tenían costos iban desde los mil y hasta los 30 mil pesos en su versión VIP.
A lo largo del show la energía no paró y en pocas ocasiones se veían los celulares grabando el espectáculo y es que también era o movían los lightstick o grababan. La mayoría optó por la primera.
Padres sorprendidos de que sus hijos e hijas cantarán los temas tanto en inglés y en coreano. Tamara, de apenas 14 años fue acompañada de su mamá, su tía no tuvo acceso al lightstick, esta historia se repitió con cientos de asistentes ya que los boletos no eran nada accesibles.
Esto nos pone a pensar en el acceso a la cultura que existe en nuestro país. Sabemos que las agrupaciones de K-Pop traen grandes espectáculos pero con la inestabilidad del dólar claro que iba a salir más caro que en otras regiones como Europa.
Luis y Andrea, una de las parejas asistentes compartieron que no conocían a la agrupación pero que se animaron a comprar su boleto para vivir la experiencia y coincidieron que a diferencia de otros shows de rock este ambiente era más relajado, cosa que les agradó.
Aún no digiero lo que viví pero si me preguntan si volvería a repetir diría que sí.
@Leo_vega