“Mi sueño era ser mamá y tenía que lograrlo, si no podía, iba a adoptar, pero la maternidad era algo que no me quería perder”, afirma Carmen Ortega, habitante de Ecatepec quien vivió un embarazo geriátrico a los 42 años.
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En entrevista con 24 HORAS afirmó que las mujeres tienen claras sus metas y ser madre no siempre es una de las primeras, por lo que se va postergando y se vuelve difícil de alcanzar.
“Mi trabajo era absorbente, me ascendieron a jefe de departamento, luego a gerente, ahí supe que debía hacer una pausa e intentar ser mamá”, relató la mujer.
La búsqueda de un bebé no fue fácil, con 40 años acudió a clínicas de fertilidad y se sometió a tratamientos, cualquier opción para cumplir su objetivo.
Tras un diálogo con su esposo y dos años de intentar ser padres, acordaron adoptar, pero cuando comenzaron los trámites vino la sorpresa, la fatiga ya era síntoma de gravidez.
CAMBIO DE VIDA
Pero a decir de Carmen, su mayor reto estaba por venir. Acostumbrada a jornadas muy largas de trabajo, su estilo de vida cambió drásticamente.
“Creí que lo más difícil ya estaba hecho, pero después vinieron escenarios peores. Bajar el ritmo, dejar de hacer cosas, un cambio total”, dijo.
Luego, el temor era sobre la salud de Alejandro, pues aunque nació sano, el pediatra le advirtió que podían existir complicaciones.
Pero los desafíos no terminaban, su hijo era muy inquieto, ahora tenía que enfrentar el exceso de energía de un menor de ocho años y los primeros síntomas de menopausia.
“Había días que frustraba; iba del enojo a la tristeza. Mi doctora me sometió a un tratamiento y me pidió que le explicara al niño que a veces mamá también se cansa, no podía desquitarme con lo que es mi más grande tesoro”, subrayó Carmen.
LEG