Este 14 de mayo los turcos saldrán a votar por el próximo presidente de la República para los siguientes cinco años. Si bien hay cuatro candidatos, la batalla real se dirime entre dos opciones: el actual presidente Recep Tayyip Erdoğan, por el Partido Justicia y Desarrollo —AKP, por sus siglas en turco—, de corte islamista moderado y que él mismo lidera; y Kemal Kılıçdaroğlu, candidato del Partido Popular Republicano —CHP, de centroizquierda—, quien encabeza una gran alianza opositora conocida como la “Mesa de los Seis”, con partidos que van desde la derecha hasta la socialdemocracia.
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El Consejo Electoral Supremo de Turquía estima que unas 60 millones de personas acudirán a las urnas.
Adicionalmente, alrededor de 3.5 millones de turcos que viven en el extranjero —1.5 millones solo en Alemania— están registrados para votar. De esos 3.5 millones, 1.7 votaron desde fuera antes del 8 de mayo, la fecha límite. En la última elección presidencial en 2018, 1.4 millones de turcos votaron desde el extranjero.
Las encuestas pintan un final de fotografía. El Centro de la Historia de las Elecciones Globales (GEHSC), un “think-tank” de análisis de datos electorales, da el 47.00% a Erdoğan y 47.01% a Kılıçdaroğlu, al 10 de mayo.
La encuestadora turca 600 vekil, con corte al 10 de mayo, da 45.7% para el presidente y 47.8% para el opositor. Otra encuestadora local (TGRT Haber) arrojó 47.5% y 46.1% respectivamente, al 4 de mayo. Si el día 14 ninguno obtiene el 50% más uno de los votos, se realizará una segunda vuelta dos semanas después.
Entre 2003 y 2014, Erdoğan ocupó la extinta oficina de primer ministro y, desde 2014, la presidencia. No obstante, en los últimos años diversos medios internacionales y organizaciones no gubernamentales han alertado sobre la degradación del sistema democrático en Turquía. Entre los aspectos más preocupantes se incluyen la persecución a sus oponentes políticos y el controvertido referéndum de 2017 que reforzó sus poderes presidenciales a expensas de legisladores y jueces.
Por otro lado, Kılıçdaroğlu basa su agenda en la lucha contra la corrupción, en arreglar la economía—la inflación en abril superó el 43%, aunque va bajando—, y en desmontar lo que califica como el gobierno unipersonal de Erdoğan. En el flanco exterior, según el analista Marwan Bishara de Al Jazeera, “si (Kılıçdaroğlu) es elegido, es probable que suavice el tono de Turquía hacia sus socios occidentales y de la OTAN, y elimine su veto a la membresía de Suecia en la alianza militar”.
LEG