Al inicio de su administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que México sería autosuficiente en materia alimentaria y precios de garantía para los productores de maíz, frijol, arroz, trigo y el litro de leche, entre otros.

La realidad es que no ha cumplido ni uno ni otro.

Por ello, pequeños productores de maíz y trigo de cuatro municipios de Sinaloa (Navolato, Salvador Alvarado, Guasave y el municipio de Sinaloa), protestan desde hace semanas para atraer la atención del Gobierno federal.

Los productores quieren un precio de garantía de 7,000 pesos para la tonelada de ese grano y de 8,000 pesos para la tonelada de trigo.

Desde hace cuatro días, las protestas escalaron; los manifestantes bloquearon las estaciones de Pemex en Ahome, Guamúchil y Culiacán, lo que provocó compras de pánico en la capital del estado.

Los productores están dispuestos a estirar la liga hasta que reviente, si es necesario, pues argumentan que sin ese precio por sus productos van a quebrar.

Ayer hubo un amago de desalojo por la Guardia Nacional, pero los productores no se movieron un centímetro de sus posiciones.

Seguramente este fin de semana habrá ya desabasto de gasolina en el estado y quizá por ello -y por las protestas, desde luego-, el secretario de Gobernación Adán Augusto López canceló la visita de proselitismo que tenía programada para mañana a Culiacán.

Aunque las protestas se han centrado en los cuatro municipios sinaloenses, los maiceros de Sonora ya se sumaron y pronto lo harán los de otros estados si el lunes, cuando los pequeños productores se reúnan con el secretario de Gobernación, no hay acuerdo.

De hecho, la semana pasada el gobernador Rubén Rocha Moya, se entrevistó con el Presidente y el secretario de Hacienda para buscar una solución al conflicto.

López Obrador ofreció pagar un precio de 6,965 por tonelada a los pequeños productores que tengan de una a 10 hectáreas; de acuerdo con el gobernador, en Sinaloa el padrón es de 13,359 productores a los que se les comprará un millón de toneladas.

Pero los productores no aceptaron el trato aunque el Presidente ordenó que se cerrara la importación de maíz blanco y que se imponga un arancel de 4,000 pesos por tonelada a los industriales que compren maíz a precio de mercado, que es de 5,000 pesos por tonelada.

La intención del Gobierno es que los industriales se vean forzados a comprar a los pequeños productores nacionales.

Y con todo ello, no aceptaron el trato.

¿Por qué no lo querrán? ¿A poco tendrá que ver que se los quieren pagar en abonos?

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El Presidente sigue alentando desde su púlpito diario el odio a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se sujetaron a sus deseos.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tendría que cuidar los alrededores del edificio sede de la Corte antes de que algo más grave ocurra.

El pretexto de la libre manifestación y la libertad de expresión ha servido para que las autoridades morenistas se hagan de la vista gorda ante el acoso que han sufrido no solo ministros sino también empleados de la Corte.

¿Hasta dónde permitirán que actúen sus “simpatizantes’’?

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Santiago Creel sigue cayendo en el juego de López Obrador.

Retarlo a un debate es una pérdida de tiempo; no exhibe al Presidente, cuyas actitudes son de sobra conocidas, sino a Creel, cuya estrategia de contraste no debería ser el reto, sino la actitud ante los problemas.

Así solo le hace más publicidad.

 

LEG