La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) modificó el nombre su edificio sede en la Ciudad de México de Jorge Carpizo a Marco Antonio Lanz Galera.
Lo anterior, en cumplimiento a la Recomendación 98VG/2023 y como medidas de memoria histórica y reparatorias por las omisiones de su exdirector, Carpizo MacGregor.
La medida fue dada a conocer por la titular de la Comisión, Rosario Piedra Ibarra, quien reconoció la actuación deficiente y omisa del organismo con las víctimas de la llamada Guerra Sucia, tras su fundación en 1992 y la actitud de su primer presidente, Jorge Carpizo con respecto a los familiares de desaparecidos.
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Piedra Ibarra denunció -a poco más de tres décadas de la fundación de la Comisión, y que la integrantes del Comité Eureka se acercaran a esta en busca de apoyo en su lucha por justicia-:
“El montaje inmoral que se estableció a partir de la CNDH para entregar la investigación y la resolución de los casos de desaparición forzada, a los mismos que engendraron la violencia política, torturadores, secuestradores y asesinos pertenecientes a la antigua Dirección Federal de Seguridad, al CISEN y a la Procuraduría General de la República. Empezando con la creación de un programa, el PREDES, conjuntamente con la PGR, que en su nombre llevaba la negación de nuestra demanda: presuntos desaparecidos, porque ni siquiera podían reconocer que hubiera desaparecidos en nuestro país”.
Y destacó que el trabajo de la Oficina Especial para Investigar la Represión y Desapariciones Forzadas por Violencia Política del Estado durante el Pasado Reciente permitió corroborar la colusión entre las autoridades con la CNDH, al grado de que se ocultó información para explicar algunos casos de víctimas o, incluso, localizarlas:
“Confirmamos los esfuerzos por torcer desde aquí, nada menos que desde la institución que tenía la obligación de defender al pueblo, el sentido de las investigaciones, amenazando a los familiares, hostigándolos, engañándolos hasta el punto de pretender que abandonaran su búsqueda y su lucha, haciéndolos desistirse de sus quejas. Ni más ni menos que un verdadero ‘fraude’, como decía mi madre”.
De ahí el cambio de nombre de su sede para “dejar de enaltecer a quienes fueron parte del aparato de simulación” por el de Marco Antonio Lanz Galera, activista asesinado por agentes de la extinta Dirección Federal de Seguridad.
¿Quién es Marco Antonio Lanz Galera?
Lanz Galera nació en Ciudad del Carmen, Campeche en 1922, estudio derecho en la UNAM y en 1951 se sumó a la candidatura de Miguel Henríquez Guzmán, afilándose a la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (FPPM), consagrándose a partir de entonces a la tarea de defender a los perseguidos y presos políticos, al grado de ser él uno, tras ser acusado de asesinar a uno de sus compañeros en un mitín celebrado en la plaza de Tacuba el 16 de marzo de 1952.
Fue encarcelado 12 meses y 10 días durante los cuales su defensa -que él coordinó- fue liberado; al salir, retomó su militancia por lo que continúo bajo la mira del gobierno priista.
En 1953, tras intentar defender a varios presos políticos fue de nueva cuenta detenido por la Dirección Federal de Seguridad, torturado y ejecutado por agentes de la corporación.
Su ejecución fue denunciada por su madre, Dolores Montalvo Viuda de Lanz -también militante de la FPPM- quien procuró que la memoria y lucha de su hijo prevalecieran aún después de su ejecución, ganándose así el título de madre de los presos políticos.
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El autor intelectual fue el general Leandro Sánchez Venegas director de la Federal de Seguridad; y el asesino material, Jorge Lavín de León.
LV