Vivimos tiempos aciagos, en México y el mundo, en materia democrática. El apoyo a la Democracia está perdiendo fuerza en diversas partes del orbe sin que exista noción de las consecuencias que esto puede tener para el futuro. La politóloga Yanina Welp afirma que la menor influencia del ciudadano en las decisiones que lo afectan es una de las principales razones.
La Participación Ciudadana es el mecanismo con que contamos los individuos – organizados o no— para, por un lado, ser parte de esa toma de decisiones y, por otro, funcionar como vigilantes de las acciones u omisiones de las autoridades que nos gobiernan. La democracia se construye desde lo local y, mientras mayor participación exista a este nivel, menor el riesgo de debilitarla y de convertirnos en meros repositorios de las políticas, acciones y programas de Gobierno, en muchas ocasiones, diseñados para satisfacer intereses políticos y/o económicos —particulares o de grupo—, que afectan directamente nuestra calidad de vida y el Estado de Derecho. En nuestra sociedad, sin embargo, la pasividad ciudadana es el común denominador. Nuestra participación es muy disfuncional, en primer lugar, porque las autoridades no tienen ningún interés en impulsarla —por el contrario, buscan evadir esa responsabilidad—; y en segundo, porque el ciudadano no tiene los recursos económicos, ni de tiempo, no cuenta con una conciencia cívica y de comunidad, pero, sobre todo, no tiene la información y conocimiento suficientes para participar de forma efectiva. Existen infinidad de Asociaciones Civiles cuyo origen se da a partir de las carencias que sufre la sociedad en distintos aspectos (seguridad, salud, medio ambiente, derechos humanos, etc.), y que el Estado no puede satisfacer por completo. En México, sin embargo, son pocas las organizaciones cuyo objetivo principal es el acompañamiento y fortalecimiento de la comunidad vecinal y que, además, tengan el poder de influir en las decisiones que impactan positivamente nuestro entorno más inmediato. Hace doce años nació una de las organizaciones más respetadas en este rubro por su reputación y contribución local en materia de seguridad, servicios urbanos, movilidad, espacio público y que ha trabajado sin pausa en la defensa de la legalidad y de los derechos vecinales: La Voz de Polanco. Los vecinos de Polanco han encontrado en esta Asociación, un apoyo fundamental para contar con espacios más seguros y vivibles, así como un canal a través del cual pueden informarse y ser partícipes de las decisiones que más afectan su día a día y que los convierte en corresponsables de un trabajo que sólo puede rendir frutos desde la colectividad —en muchas ocasiones, de la mano de la autoridad y del sector privado. Hoy, tras esta historia de éxito, y con el fin de convertirse en un medio que contribuya a beneficiar, no solo a una colonia, ni a un grupo de ciudadanos en particular, sino a distintas comunidades, nace La Voz de la Ciudad, cuya misión es fomentar la participación ciudadana, desde lo local, para construir una Ciudad con mejor calidad de vida para sus habitantes y una sociedad más comprometida y responsable. Ser un canal que permita al ciudadano común, así como a otros grupos y organizaciones, expresar y ver resueltas las necesidades de su entorno más inmediato. La construcción de un futuro más próspero, libre e incluyente —más democrático—, nos exige involucrarnos más en la vida pública —PARTICIPAR.
Hoy tenemos la oportunidad de hacerlo por distintos medios, La Voz de la Ciudad es uno muy importante. No desaprovechemos la oportunidad de sumarnos, hacer comunidad y fortalecer nuestra democracia.
*Maestro en Políticas Públicas. Consejero de La Voz de La Ciudad, A.C.