El papa Francisco, de 86 años, canceló el viernes sus compromisos debido a un estado febril y al cansancio, informó el Vaticano.
“Debido a un estado febril, el papa Francisco no ha recibido en audiencia esta mañana”, declaró el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, sin precisar cuál era la agenda del pontífice argentino.
“El papa estaba cansado, ayer tuvo un día muy ocupado, vio a mucha gente, mantuvo la reunión del sistema de escuelas Scholas Occurrentes y quiso saludar a todos. La resistencia se debilita en algún momento”, explicó posteriormente el cardenal Pietro Parolin, número dos de la Santa Sede, citado por la agencia italiana Agi.
Esta cancelación de actividades se produce dos meses después de la hospitalización de Francisco durante tres días en Roma, a causa de una neumonía que logró superar con un tratamiento a base de antibióticos.
El pontífice confió el jueves a la televisión hispanohablante Telemundo que la neumonía fue “tratada a tiempo”, pero que en unas horas más el cuadro “hubiera sido más grave”.
Contó también que se siente “mucho mejor” de los dolores de rodilla que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas o con bastón.
“Ya puedo caminar, la rodilla se fue arreglando. Hay días que es más doloroso, como hoy, y días que no. Pero es parte del desarrollo”, completó.
Al regresar de Hungría a fines de abril, Francisco manifestó su voluntad de seguir viajando.
Tiene previsto asistir del 2 al 6 de agosto en Lisboa a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) y viajar en septiembre a la ciudad francesa de Marsella. Posteriormente, encara un viaje a Mongolia.
El estado de salud de Jorge Bergoglio, elegido al frente de la Iglesia Católica en 2013, alimenta regularmente las conjeturas sobre su eventual renuncia.
Una frágil salud
Pese a su avanzada edad, Francisco mantiene un ritmo apretado de reuniones y recibe en promedio hasta diez personas por día.
El jefe de la Iglesia Católica tiene previsto presidir el domingo la misa de Pentecostés y la oración del Regina Coeli desde el Vaticano.
Francisco dedica las horas de la mañana a las audiencias que concede en el Vaticano a representantes de asociaciones, grupos religiosos y jefes de Estado; por las tardes, trabaja en sus documentos o mantiene encuentros privados.
El jueves recibió a representantes de las monjas, de la Conferencia Episcopal Italiana y estuvo con un grupo de jóvenes de la red educativa Scholas Occurrentes.
Francisco evocó en varias ocasiones la posibilidad de renunciar, tal como lo hizo en 2013 su predecesor Benedicto XVI, fallecido en diciembre de 2022.
Sostuvo que no se trataba de un tema tabú, aunque aclarando que descartaba por el momento dar ese paso.
En julio del 2021, Francisco permaneció diez días hospitalizado por una operación de colon, que le dejó “secuelas”, según contó. A causa de ello, descarta someterse a una nueva cirugía en la rodilla, como aconsejan los médicos.
Durante una entrevista en enero, reveló que padece diverticulitis, una inflamación de los divertículos, hernias o bolsas que se forman en las paredes del aparato digestivo.
El papa es monitoreado constantemente por un equipo de enfermeros, tanto en el Vaticano como durante sus viajes.
Una medida necesaria debido a su historial médico, que inició a los 21 años cuando por una pleuresía aguda fue sometido a una ablación parcial del pulmón derecho.