¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando piensan en Drácula? ¿Acaso es un vampiro elegante, distinguido y de facciones hermosas? Pues déjenme decirles que, si es así, no hay nada más alejado de la realidad. El Drácula original, el de Bram Stoker, es un ser repugnante, viejo y con pelos en las manos.
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Francamente no culparía a nadie por tener esta visión errada del personaje. Hay muchos elementos para “irnos con la finta”. Primero, el relato de Drácula es una historia basada en el deseo sexual. La mordedura del vampiro supone una entrega, en ocasiones voluntaria, entre la víctima y el vampiro. No por nada el monstruo necesita el permiso de la primera para poder entrar a su dormitorio. Asimismo, el conde Drácula es un personaje capaz de hacer lo inalcanzable por poseer a la persona que le interesa, incluso si eso significa entregar su alma al diablo. Lo vemos con su amada y también lo vemos con Mina.
También podemos aludir a que Drácula está inspirado en un personaje… algo singular. Vlad III, o Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, quien defendió su reino de los turcos. A Vlad le apodaban “el empalador” pues uno de sus métodos de tortura favoritos era, literalmente, empalar a sus enemigos. A la víctima se le insertaba una estaca por el ano y los verdugos procuraban no dañar órganos vitales para alargar la dolorosa agonía.
Por supuesto, no podemos olvidar todos los aportes que Francis Ford Coppola le añadió al personaje en su famosa adaptación. Bajo el mismo enfoque victoriano de Stoker, Coppola acentuó aún más su condición aristocrática del personaje y, aunque Drácula no deja de ser escalofriante, la verdad es que Gary Oldman sí le dio su manita de gato.
Otro factor que probablemente sesgó la figura de Drácula es la presencia de otros vampiros célebres en la literatura. El vampiro de Polidori, por ejemplo, es mucho más acorde a la visión elegante y refinada del monstruo. En su novela, Polidori nos presenta al monstruo bajo la figura de Lord Ruthven, un misterioso aristócrata londinense que también tiene algo de seductor. La trama, de hecho, se centra en evitar que la hermana del protagonista sucumba ante los colmillos de Ruthven. No olvidemos, que Polidori publicó su novela en 1819 y Stoker en 1897.
Si hay una adaptación que le sea muy fiel al Drácula de Stoker, esa quizá sea Nosferatu. Su vampiro es tétrico y aterrador. Sin embargo, la película se rodó sin contar con los derechos de autor. Por eso se llama Nosferatu y no Drácula, y también por esa razón gran parte de sus negativos fueron quemados.
En mi nueva novela, “El vampiro del Virrey” al mismo tiempo que ocurre una serie de misteriosos asesinatos en la Nueva España, llega un personaje extraño. Ioan Apafi de Habsbrugo y Borbón, primogénito del príncipe de Transilvania, primo segundo del rey de España y primo tercero del emperador del Sacro Imperio. No le gusta el ajo, tiene pinta de seductor y desembarca en las noches porque el sol le provoca llagas y enrojece sus ojos. ¿Qué piensan? ¿Acaso ha llegado un vampiro a tierra novohispana?
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Los invito a leer mi novela para descubrirlo. “El vampiro del Virrey”, editada por Planeta, la pueden encontrar tanto en formato físico como en audiolibro. Ahí me dicen qué les pareció.
Sapere aude!
@hzagal
RM