Hoy el tema es de muertos:

¿Quién mató a Paco Stanley?

¿Quién mató el Insabi?

Comencemos con la historia del humorista, comediante, actor y conductor de varios programas en Televisa y en TV Azteca.

Fue ejecutado el 7 de junio de 1999 frente a la taquería de noche y día El Charco de las Ranas, para dar vida a una leyenda policiaca.

Hubo muchas investigaciones fallidas y mil desaciertos del entonces procurador capitalino del Villar -Cuauhtémoc Cárdenas era jefe de Gobierno- y sin conclusiones exactas y menos aplicación de la justicia.

A estas alturas, casi un cuarto de siglo después, no sabemos quiénes lo ejecutaron en tiros directos, por qué y quiénes de los detenidos son culpables verdaderos o inventados.

Una nueva investigación será difundida por Televisa a través de su plataforma N+, dirigida por el periodista Diego Enrique Osorno, con el título El show. Crónica de un asesinato.

El avance se presentará el 5 de junio en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y luego transmitida el 6 de junio en Canal 2 a las 11 de la noche, y a partir del 7 de junio por VIX, el servicio de streaming de TelevisaUnivision en su modalidad Premium.

¿Tendremos la pista esperada?

DESASTRE EN EL INSABI

Con el Insabi la historia es distinta.

Oficialmente ayer pasó a muerte por decreto presidencial y es el reconocimiento de un fracaso sexenal a la vana promesa de tener servicios de salud a la altura de Dinamarca.

En esa falsedad no se mide la diferencia perfectamente descrita por el exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa: allá dedican 10% al sector y aquí apenas tres.

Todos lo sabemos: el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) nació como sustituto del desaparecido Seguro Popular y sirvió para maldita la cosa, pues desatendió y no atendió.

Entregado al tabasqueño Juan Ferrer por su amistad con Andrés Manuel López Obrador, fracasó como proporcionador de servicios, como importador de medicamentos (ni con Unops pudo), como suministrador de hospitales, como contratista de profesionales.

Hoy su herencia es peor:

Deja una estela de corrupción, de ineficiencia y de deudas ocultas por la opacidad generalizada del Gobierno actual, pero de nula atención por Ferrer y su equipo.

Su esposa Juanita presume en la sociedad tabasqueña un departamento en París y puede irse tranquila la familia, en tanto su amigo el Presidente le encuentra reacomodo en la administración pública.

HACIENDA AL RESCATE

Mientras aquí chillará la víbora.

Vea usted:

El miércoles hubo una reunión en Hacienda, encabezada por la oficial mayor Thalía Concepción Lagunas con funcionarios de la Función Pública y representantes de laboratorios y distribuidores.

Ahí estuvieron los directivos de Canifarma, Amelaf, AMIF y Anadim en busca de una solución viable y rápida tras años de desencuentros y negativas.

Se deben cientos de millones de pesos a proveedores de México y del extranjero, según quedó claro en el encuentro, pero no se desea heredar esos malos números al nuevo organismo IMSS-Bienestar.

No los quiere la directora Gisela Lara y menos el IMSS del director Zoé Robledo y el secretario general Marcos Bucio, encargados desde ya de cobrarle a IMSS-Bienestar la hospitalización y atención de segundo y tercer niveles.

Como el desastre administrativo asusta, se ha pedido un plazo de seis meses -180 días, específicamente- para resolver este traspaso administrativo, previo saneamiento.

Y mientras, ¿qué ha hecho Juan Ferrer?

Correr a todo el personal -más o menos 400 en oficinas centrales- mediante el sistema clásico de la 4T: presenten su renuncia sin derecho a liquidación.

Y si administrativos y médicos quieren recontratarse, vayan al Seguro Social a firmar contratos con salarios míseros porque la austeridad alcanza al IMSS, pero no alcanzaba al Insabi.

LEG

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