“Si no logras desarrollar toda tu inteligencia siempre te quedará la opción de hacerte político” G.K. Chesterton

 

Todos conocemos a alguna persona no muy inteligente, poco trabajador, nada confiable, que está más loco que una cabra pero que por alguna razón, es muy popular.

Si usted conoce a alguien así, avísele que tiene todo el perfil para ser candidato de Morena en 2024.

El pasado domingo, en el Consejo de Morena, después de enormes esfuerzos intelectuales para definir el proceso de selección de su candidato a la presidencia, decidieron que el único atributo necesario para que el jefe máximo bendiga a su sucesor(a) es: la popularidad.

Para que esto se cumpla a cabalidad los seis iluminados tienen prohibido debatir entre ellos. No se trata de contrastar propuestas o capacidad para gobernar. Eso no tiene ninguna importancia. No para AMLO.

Los elegidos para “competir” por la candidatura presidencial tienen prohibido hablar con “los medios adversos a la 4T”. No vaya a ser que estos les pregunten algo más o menos coherente o que requiera de un mínimo de inteligencia y los ponga en evidencia. Para la tranquilidad de los precandidatos de Morena sobran medios rendidos -y vendidos- a la 4T, sólo tienen que darse una vuelta por La Mañanera y encontrar su medio favorito.

Entre los precandidatos a la presidencia de Morena, la alianza, MC y los independientes que cada día deciden sumarse, no es de extrañar que los ciudadanos de a pie estén asqueados de los partidos y, sobre todo, de tantos sinvergüenzas, arribistas, corruptos e inútiles, trepándose a la carrera presidencial sabiendo que no tienen ninguna oportunidad de ganar pero que siempre están listos para seguir viviendo del presupuesto.

¿Qué diablos pintaban Manuel Velasco, Gerardo Noroña y Ricardo Monreal en el Consejo de Morena? No tienen ningún interés en ganar. Ellos van por otra cosa: su premio de consolación. Monreal, el Gobierno de la CDMX; Noroña, una senaduría de mayoría, y Velasco poder elegir ciertas gubernaturas para el Partido Verde.

El Consejo Nacional de Morena consiguió los dos objetivos soñados por AMLO: lograr un candidato dócil -con la popularidad suficiente para ganar- para después, poderlo manipular a su antojo. Dedazo y maximato simultáneo.

Como AMLO nunca tiene suficiente, ya le impuso al próximo Presidente los puestos clave de la administración. Deja todo atado y bien atado.

Para el próximo viernes, todos los aspirantes tendrán que haber renunciado a sus puestos y como todo lo que puede empeorar, empeora; a partir del día 16 tendremos nuevos secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores y jefe de Gobierno de la CDMX. Si el trabajo de los actuales funcionarios ya era bastante malo, ahora imagínese en manos de quién van a recaer esas responsabilidades. ¡Agárrese!

En la elección constitucional de 2024, se elegirán más de 20 mil puestos (Presidente, gobernadores, Congreso federal, congresos locales, presidentes municipales, etcétera.) y si consideramos que tenemos partidos nacionales, locales, alianzas, candidaturas ciudadanas y otras modalidades electorales, estamos hablando de al menos 200 mil candidatos y sus correspondientes encuestas y campañas.

Usted definirá con su voto el tipo de candidato o gobernante que México necesita, ¿popular o capaz? ¿Simpático o inteligente? ¿Estridente o conciliador? ¿Ocurrente o experimentado? ¿Loco o sensato?

Pero, además, usted votará si le da seis años más a AMLO para ejercer su maximato desde La Chingada. O si lo mandamos allí y que tenga un feliz retiro.

 

@Pancho_Graue

 fgraue@gmail.com