La llegada de Yeidckol Polevnsky a la escena morenista de la precandidata de Morena tiene como objetivo debilitar a Claudia Sheinbaum, y fortalecer a Ebrard a quien nunca ha dejado de apoyar.

El gran resentimiento de Yeidckol es que uno de los coordinadores de campaña de la jefa de Gobierno de la CDMX es nada menos que Alfonso Ramírez Cuéllar, quien le dio golpe de Estado en la presidencia interina de Morena, en febrero de 2021, y prácticamente la corrió de la casona de Chihuahua 216, que hasta ese entonces se erigía como la casa de campaña que tuviera Andrés Manuel López Obrador en sus tiempos de proselitismo en busca del voto para las elecciones de 2018. El inmueble era considerado casi un museo para los morenistas.

Yeidckol no es tan ingenua como para competir por la Presidencia de la República para ganarla sino para restar votos a una y otorgárselos a otro. Ebrard necesita desgastar a Claudia con una mujer para no verse involucrado en violencia política de género. Es bien sabido de la ventaja que lleva la jefa de Gobierno en las encuestas previas a la competencia interna del partido en el poder, por ello la alianza opositora a Claudia, en nombre de una quinta columna que sólo deteriorará la imagen del partido.

Desde el momento en que Claudia escogió a Ramírez Cuéllar como su coordinador de campaña, Yeidckol se fue alejando de la jefa de Gobierno hasta mostrar públicamente su apoyo a Marcelo, quien está consciente de que va en segundo lugar, y la única manera de mantenerse en Morena y ganar la candidatura es sólo a través de este tipo de alianzas que no por secretas sus objetivos dejan de ser obvias.

Yeidckol no tiene nada qué perder, su gris diputación “pluri” no le dio el brillo que tuviera como senadora cuando apenas caminaba al lado de López Obrador como su aliada. Jugar la grande es un reto que la rebasa, a menos que tenga una consigna que pudiera resarcir su anonimato y revertir su declive como persona pública. Nadie puede dudar que, de ganar Marcelo, Yeidckol tendría una secretaría de Estado.

Marcelo y Yeidckol coinciden en seguir considerando a los medios convencionales, poco afines a la 4T, y con una vocación innegable por las fake news, como los adecuados para dar a conocer ideas políticas. Acuden a los mismos medios, con los mismos entrevistadores, aunque muchos de ellos carecen ya de credibilidad.

Porque, a pesar de que uno de los pocos acuerdos que firmaron seis precandidatos, Marcelo Ebrard, lo incumplió asistiendo unas horas después a una entrevista con los medios que no debieran considerarse adecuados en la carrera de los morenistas por la candidatura.

Desconocer a los medios que mienten constantemente para atacar a la 4T significa desconocer la política del país en los últimos cuatro años y medio. Bastaría tener sentido común para identificarlos. Y esto resulta más fácil si se está en las entrañas del Gobierno, pero para ellos les interesa el reflector más que la convicción.

Nadie puede desconocer que algunos medios se convirtieron abiertamente en partidos políticos y algunos columnistas en activistas en favor de la oposición. Siguen apostando por la caída de la 4T, aunque nada propongan.

La cúpula de Morena presentó seis prospectos. Lo demás es lo de menos aunque puede hacer más daño que bien a todo el partido.

PEGA Y CORRE.- Los exconsejeros electorales tienen nostalgia por los reflectores, su protagonismo se angustia ante el anonimato y su ego se derrumba sin espacios en los medios y ahora señalan que se trata de un acto adelantado de campaña la presentación de los seis prospectos a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República.  La tarea de ellos es, conocer lo que necesita la gente de todo el país. No se trata de una precampaña sino de un recuento de datos y circunstancias que todo político debe conocer antes de concursar en las urnas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.