Ana Frank
Foto: Especial / El recorrido que consta de 10 salas inicia desde la entrada del recinto ubicado en la avenida Juárez frente al Hemiciclo dedicado al benemérito de las Américas  

La figura de la jóven Ana Frank que representa los horrores de la segunda guerra mundial y el sufrimiento de una niña judía al reflexionar sobre su vida, es expuesto en el Museo de Memoria y Tolerancia (MMyT) de la CDMX.

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Una serie de papeles al aire con inscripciones, con el nombre de Hojas al vuelo, el cual hace alusión a los pensamientos de Frank, dan la bienvenida a los visitantes que podrán recorrer las 10 salas de exhibición.

Ya en el segundo piso, una instalación de luces y sombras que reflejan palabras y la figura donde la judía buscó refugio, inauguran de manera formal Ana Frank, notas de esperanza.

Inicialmente se conoce más a fondo a la familia Frank, quienes a la par que el nazismo creció fuertemente en Europa durante los años 30, se mudaron con el fin de buscar algo mejor para su familia.

De forma simultánea se cuenta el contexto histórico de la guerra, así como el inicio de la ideología nacional socialista, pues un ejemplar original del Mein Kampf (Mi lucha), escrito por Adolfo Hitler, reposa en las vitrinas.

Un mar de datos, fechas importantes, nombres de personajes históricos y acontecimientos guían los pasos de los visitantes de Ana Frank, notas de esperanza, hasta la fecha en que el ejército nazi logró tomar y controlar Paises Bajos, lugar en donde la familia Frank residía.

Una habitación amarilla con estantes, mesas, libros, una máquina de escribir y piso de madera son el final simbólico de la muestra, sin embargo, en ese lugar se muestra una maqueta de cómo estaba constituida la casa que albergó a la familia judía y se busca que sea una representación casi exacta de cómo fue el lugar original, por ello es que detrás del librero, espera otra puerta, una secreta, tal como fue en esos días de 1945.

Una vez dentro del refugio, titulado La casa de atrás, se aprecian una comedor, una cocina modesta, un baño, una cama, todo con luz muy tenue, pues el escondite debía ser demasiado discreto.

Al final de ésta se encuentra una sala que parece complementar a Hojas al vuelo, pero tiene el nombre se Ana por sí misma, es una especie de selección de sus pasajes más profundos y reflexivos escritos durante el tiempo escondida, el cual busca engrandecer su figura y su pluma, pues se dice que la niña quería ser escritora. Actividad que nunca pudo ejercer de manera profesional.

La muerte de Ana queda implícita y se engrandece su diario, el cual al final es mostrado en un muro donde aparecen varias traducciones de la obra publicada en más de 70 idiomas y es ahora uno de los libros más vendidos en el mundo.

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