Si queremos escuchar historias fantásticas de por qué el tipo de cambio se encuentra en niveles históricamente bajos, entonces hay que ponerle atención a los relatos imaginarios que se cuentan en Las mañaneras.

Podemos también atender la información que la Secretaría de Hacienda pauta en los medios para explicar la maravillosa forma en que maneja la deuda pública.

Pero si realmente queremos entender los factores de mercado que hacen que en estos momentos la relación del peso frente al dólar se mantenga en niveles no vistos en siete años, hay que ver algo más que el muy pequeño mundo del régimen y sus políticas públicas.

Incluso, factores internos, como esas finanzas públicas sanas tan cacareadas, o el atractivo de México para la relocalización de empresas establecidas en China y hasta los aumentos históricos de las remesas, que lo mismo cargan dinero que envían los migrantes que posibles operaciones de lavado de dinero, todo eso no alcanza para justificar un superpeso.

Lo que hoy tiene México que no tiene Estados Unidos y muchos mercados emergentes es un muy alto atractivo para mantener inversiones financieras con la moneda local, con un grado de inversión que no tiene amenazas de corto plazo y una liquidez de operación de la misma divisa que facilita los movimientos intercambiarios 24/7.

Lo que realmente debería de preocupar al Poder Ejecutivo es que las tasas de interés tan altas que mantiene el Banco de México, y que promete tener en esos niveles durante largo tiempo, son un lastre para el crecimiento económico.

Ya será papel del banco central mexicano defender su política monetaria y el nivel del costo del dinero como una decisión informada y autónoma en contra del principal problema actual de la economía mexicana que es la alta inflación.

Pero un peso en los niveles actuales muy cercano al piso de los 17 por dólar solo sirve para que el neoliberal despistado de las mañanas lo quiera ver como un triunfo de Gobierno.

Ya lo decía Isaac Newton, todo lo que sube tiene que bajar y es deseable que eso ocurra con el costo del dinero y que en algún momento las tasas de interés regresen en México hacia niveles más neutrales y de la mano de un nivel inflacionario que se pueda acercar a la meta del 3%.

Pero a la par de un premio menor por invertir en pesos, tiene que haber alguna corrección del tipo de cambio que, entre otras cosas, refleje el hecho de que la inflación en Estados Unidos tiene un ritmo menor de crecimiento que la inflación en México.

Por lo pronto, ayer lo vimos. La expectativa de que la Reserva Federal de los Estados Unidos mantuviera al menos una pausa en los incrementos de la tasa de interés interbancaria en ese país llevó a la paridad a esos niveles de 17.15 pesos por dólar.

Pero tan pronto como la Fed comunicó que podría haber dos incrementos más este año, el peso perdió su nivel mínimo del día.

La pregunta es muy simple. ¿Quién tiene hoy en sus carteras esos pesos, superpesos, apreciados y con qué facilidad piensan deshacerse de ellos cuando hayan cumplido su objetivo de obtener grandes rendimientos?

 

    @campossuarez