Para quienes lo conocemos, sabemos que siempre se ha lamentado de no haber sido hijo de un empresario y que desde que se apoderó de la Secretaría General del Sindicato Minero, la ha convertido en su empresa familiar, de ahí el nombre de Napillo, puesto por los propios trabajadores.
Napoleón Gómez Urrutia fijó su meta: vivir como millonario lucrando con los mineros. Desde hace más de 20 años tiene un abanico de opciones para sacar dinero, como adueñarse de las cuotas sindicales, pedir moches a las empresas, limitar los beneficios obreros a cambio de dinero, negociar con la seguridad de los trabajadores y extorsionar a las empresas mediante huelgas ilegales.
Hay en existencia cheques de miles y en algunos casos de millones de pesos emitidos por empresas mineras a nombre de Gómez Urrutia, cheques que debieron ser en beneficio de los trabajadores y no de Napillo. ¿A cambio de qué le daban dinero? ¿Cuántos millones de pesos recibió? Preguntas que se quedarán sin respuesta.
El sindicato se ha convertido en la empresa de los Gómez Urrutia y no exageramos, la estructura fue modificada para que los cargos sindicales que ocupaban los mineros activos, estén ahora en manos de profesionistas que nada tienen que ver con la vida obrera. La mayoría de los mineros fueron relegados a sólo tener contacto con la base y a difundir los mensajes o mejor dicho, las mentiras de Napillo.
La repentina y abultada fortuna de Gómez Urrutia es motivo de sospechas, sin incluir los mil millones de pesos que les robó a los mineros de Cananea, mismos que de acuerdo con varias investigaciones fueron a dar a las cuentas bancarias de sus familiares y amigos. ¿Cómo un líder sindical puede tener mansiones, autos de lujo y millones de dólares en el banco? En este caso, la respuesta es más que obvia.
A estas alturas, el tema de vivir de negociar con los trabajadores, aseguran le resulta poca cosa a Napillo, por ello, indican, ha ampliado sus aires empresariales hacia la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), su nueva organización. Esa confederación, explican, esconde un gran negocio vinculado al sector transporte, operando así: inician agrupando trabajadores para cobrar por ellos como parte de un sindicato, ya sintiéndose dueños de los derechos de la base, amagan a las empresas con estallar paros ilegales si es que estas no contratan los servicios de transporte que ofrece la CIT.
No se trata de un plan a futuro, nos platican, ya está en operación y es en el norte del país, como en Sonora, donde las empresas están cediendo a la extorsión, son los allegados a Napillo dentro de la CIT los encargados de negociar.
Esa confederación fue creada por Gómez Urrutia para tratar de deslindarlo de tanto robo y escándalo que ha cometido desde el Sindicato Minero, la inflaron en cifras, pero la realidad es que nunca obtuvo fuerza, es el propio sindicato de Napillo quien la apuntala.
Él se siente intocable, no sólo por la gran fortuna mal habida que hizo, lo mismo se cree representante obrero que empresario, la impunidad que lo acompaña es tal, que no le importa seguir haciéndose rico extorsionando a las empresas y robando a los trabajadores, sino que ahora, envía gente a amenazar gobernadores, incluso de su propio partido político cuando no le cumplen sus caprichos.
Sin duda, Napillo es y seguirá siendo uno de los principales enemigos de los trabajadores, de los empresarios, de las luchas sindicales y de México.
@CarlosPavonC