MARIO FILIO
Foto: AFP / "Estamos peleando contra un monstruo muy grande", dice el actor de doblaje y locutor Mario Filio, quien dobló al español latino la voz del fiestero lemur Rey Julien  

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) generativa, capaz de crear voces sintéticas apenas diferentes de las humanas, amenaza con desplazar a locutores, actores de doblaje y narradores de audiolibros que, irónicamente, alimentan día a día esa tecnología que podría arrebatarles su sustento.

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“Estamos peleando contra un monstruo muy grande”, dice el actor de doblaje y locutor Mario Filio, quien dobló al español latino la voz del fiestero lemur Rey Julien, en la cinta animada Madagascar.

Este mexicano, que ha puesto voz a Will Smith ya personajes como Obi-Wan Kenobi (Star Wars), Winnie de Pooh o Miss Piggy, sostiene que el gremio se enfrenta al desafío que plantea la IA generativa, que crea textos, imágenes, videos o voces utilizando contenido existente, sin intervención humana.

Para dar esa batalla, bajo el lema “No roben nuestras voces”, una veintena de gremios y sindicatos de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica crearon la Organización de Voces Unidas (OVU), que impulsa legislaciones para armonizar IA y creación humana.

El uso “indiscriminado y no regulado” de IA puede extinguir un “patrimonio artístico de creatividad (…) que las máquinas no pueden generar”, advierte OVU.

Los artistas de voz ya competían con Text To Speech (TTS), sistema que locuta textos, con dicción robotizada, y se emplea en asistentes como Alexa o Siri.

Pero la IA sumó el “aprendizaje de máquinas” (machine learning), con el que un software puede comparar una muestra de voz con millones existentes, identificando patrones que generan un clon.

“Se alimenta con voces que hemos estado subiendo por años”, explica Dessiree Hernández, presidenta de la Asociación Mexicana de Locutores Comerciales.

“Hablamos del derecho humano de usar la voz y la interpretación sin tu consentimiento”, añade.

Plataformas como revoicer.com ofrecen una vasta gama por mensualidades de 27 dólares, una fracción de lo que cobrarían profesionales. En su web aclara que “no pretender reemplazar las voces humanas”, sino ofrecer una alternativa ventajosa.

Aunque las empresas tecnológicas siguen contratando intérpretes, estos sospechan que solo sea para alimentar sus archivos, y buscan herramientas para rastrear sus voces frente a una piratería que se sofistica.

Abogan por leyes que impidan que sus registros de voz sean usados ​​para entrenar IA sin su aval e impongan “cuotas de trabajo humano”, detalla el locutor colombiano Daniel Söler de la Prada, que llevó el cabildeo de OVU a Naciones Unidas ya la Organización Mundial de Propiedad Intelectual.

En México, meca del doblaje en Latinoamérica, también fue radicado un proyecto de ley para regular esta tecnología.

Mientras, en Argentina ya existe una ley que limita la locución a personas tituladas. Y una máquina no lo es, observa Fernando Costa, quien pelea contra el eslogan “No utilice más locutores, no gaste”, desde el Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores.

LEG