Nació en 1957, y no es solo un hotel común, es un resort nostálgico e idílico en el puerto de Acapulco. Su encanto se extiende a lo largo de los años, y el hotel Las Brisas de Acapulco se yergue orgulloso después de 66 años, como un verdadero testigo del paso del tiempo. Es un lugar que despierta emociones y recuerdos en todos aquellos que han tenido el privilegio de visitarlo.
Figuras como Frank Sinatra, Marilyn Monroe, Sylvester Stallone, Ringo Starr, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Elizabeth Taylor, Richard Burton, Raquel Welch, Anthony Quinn, entre otras que se cuentan por decenas, han gozado de la maravillosa privacidad de sus 251 casitas con alberca privada, todas con vistas al mar. Estas mismas celebridades se han animado a plasmar sus manos sobre el “barro rosa” para engalanar las paredes con sus huellas y firmas, conformando así tanta historia contenida en ellas.
El gerente general del hotel, Ricardo Suárez, nos habla con entusiasmo sobre la esencia que aún prevalece en Las Brisas. Él afirma que este lugar se ha mantenido fiel a su concepto original a lo largo de los años “un refugio de romance, paz y tranquilidad, donde el servicio de alta excelencia es la norma. Las casitas privadas ofrecen una generosa privacidad, invitando a los huéspedes a sumergirse en un mundo de nostalgia y serenidad” me comentó emocionado el ejecutivo.
Desde el momento en que llegas, Las Brisas te envuelve con su cálida bienvenida, brindándote un cóctel exclusivo que te transporta a un tiempo pasado. Cada mañana, “la cajita mágica” aparece en tu puerta, regalándote fruta fresca picada, café y panecillos dulces, llenando tus días con un dulce deleite.
Explorar el resort es sumergirse en un oasis de emociones. Puedes relajarte en el pequeño spa, donde masajes y tratamientos corporales te transportarán a un estado de completa relajación. Y para moverte por las colinas que rodean el hotel, nada mejor que los famosos jeeps rosa y blanco, que te permitirán disfrutar de la brisa fresca de Acapulco en todo su esplendor.
Este lugar emblemático, enclavado en un terreno de 16 hectáreas rodeado de exuberantes jardines, te ofrece vistas impresionantes de la hermosa bahía de Santa Lucía. Las casitas, con su estilo mediterráneo y amplias habitaciones, te reciben con una botella “Dueto” de los viñedos de Santo Tomás, Baja California, invitándote a deleitarte con los placeres del presente mientras te envuelves en la nostalgia de décadas pasadas.
Pero Las Brisas no sería completo sin su restaurante de cocina internacional, liderado por el talentoso chef francés Guy Santoro, cuyos platos clásicos “pescado a la Sal” y el “pescado a la talla” deleitan a los comensales.
La vista panorámica desde el restaurante Bellavista te transporta a un mundo de ensueño, mientras que en el exclusivo club de playa del hotel, el restaurante La Concha te brinda una amplia selección de platos gourmet para deleitar tu paladar.
El club de playa es un verdadero tesoro escondido, exclusivo para los huéspedes del hotel. Es un espacio sagrado donde el tiempo se detiene y los recuerdos cobran vida. Sus dos piscinas de agua salada se llenan directamente del mar, brindándote la sensación de sumergirte en las aguas cristalinas de la bahía.
La frescura del agua dulce te invita a relajarte y disfrutar de un chapuzón refrescante. El bar y el restaurante del club de playa son el escenario perfecto para saborear exquisitos cócteles mientras contemplas el horizonte, sintiendo una conexión profunda con el pasado y el presente.
Y cuando llega el momento dorado del día, el Sunset Bar nos comenta emocionada Karla Olivo su gerente de ventas que ese sitio “se convierte en el epicentro de emociones, entre las seis y las siete de la tarde, el cielo se tiñe con los colores más impresionantes del atardecer”
El sonido del oleaje del océano Pacífico te envuelve, creando una sinfonía de melancolía y felicidad. Es un momento que los huéspedes anhelan, un espectáculo celestial que te permite apreciar la belleza efímera de la vida y evocar los recuerdos más preciados.
Brisas Acapulco es mucho más que un simple hotel. Es un remanso de emociones, un portal que te transporta a una época de glamour y elegancia, pero con todas las comodidades y servicios de la actualidad.
En este aniversario de 66 años, sirvan estas líneas para rendir un pequeño homenaje a este enorme representante de la hotelería mexicana, celebramos su legado de hospitalidad y nos sumergimos en la nostalgia de un lugar que ha dejado huella en el corazón de quienes lo han visitado.
Que vengan muchos más años de alegría, romance y experiencias inolvidables. En hora buena para Las Brisas Acapulco, un tesoro atemporal que nos recuerda que la magia del pasado puede vivir eternamente en el presente.
Más años de buena hotelería en el bello puerto.