¿Se imaginan pasar 5 mil 840 días sin dinero ni para comer, ni para medicinas, ni para renta, sin dinero pues, para nada? Hay alguien que no sólo lo imaginó, sino que tuvo la bajeza de planearlo y ejercerlo sobre miles de familias mineras, su nombre es Napoleón Gómez Urrutia, también conocido por no ser minero y vivir de los trabajadores.
A mí nadie me cuenta, Napillo estalló las huelgas de Cananea, Sombrerete y Taxco, para presionar al Gobierno y que le quitara las órdenes de aprehensión en su contra por robarles mil millones de pesos de los mineros y es que mientras las acusaciones penales existieran, él no podía regresar a México porque lo encarcelarían, así que no se trató de un exilio como narra, sino que se escondió por años en su madriguera de oro ubicada en Vancouver, Canadá.
Hoy, Napillo se frustra, se enoja y hasta pide apoyo a nivel internacional para que se restablezca la huelga de Sombrerete, solo porque él lo pide bajo la mentira de que es por el bien de los trabajadores. Napillo no se cansa de decir que no sólo la de Sombrerete, sino que también las otras dos huelgas cumplen 16 años, pero no dice que muchos de los mineros querían conservar su empleo y que él los condenó a la miseria.
En la huelga de Sombrerete hay un gran detalle que Napillo prefiere no acordarse, y es que ni él ni el sindicato pidieron la imputabilidad de la huelga, es decir, cerró la puerta al sindicato para que legalmente comprobara la veracidad de las violaciones denunciadas, ya que de haberlo hecho, la minera resolvería las quejas y entonces los trabajadores podrían retomar su empleo y eso no le convenía a Napillo; sin embargo, la empresa sí la solicitó y la realidad es que los mineros pidieron reabrir la mina de Sombrerete y está retomó actividades en agosto de 2018.
“Aguantar y no dar un paso atrás, pues el conflicto está por resolverse”, eso es lo que aún les pide a los mineros el supuesto líder, les exige desde su mansión valuada en millones de dólares, con la despensa y la cartera llena, a los que no volvieron a recibir su salario en 16 años. A la vez y torcidamente, Napillo festeja que estas huelgas cumplan tantos años, ya que no tienen precedentes. ¿Qué cabeza debe tener alguien que festeja el hambre ajena?, y más allá, ¿qué interés tiene Napillo sobre estas huelgas?
Las huelgas fueron estalladas al vapor y la realidad es que no existieron las “graves violaciones” ni las “críticas condiciones de seguridad”, pero Napillo debía tener con qué ahorcar al Gobierno, sólo que no lo logró y al parecer tampoco lo ha entendido, lo mismo presionó a Fox, a Calderón, a Peña y ahora al presidente López Obrador mediante los insultos y descalificaciones a la exsecretaria del Trabajo, ahora secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, por citar a algunos que se resisten a cumplir sus caprichos.
La lucha constante con todos los gobiernos no es la mejora de las condiciones de vida de las familias mineras, sino que le desactiven las denuncias en su contra y le eliminen de tajo la posibilidad de regresar los mil millones de pesos que robó. Aunque las tres huelgas lo único que sumaron fueron pérdidas económicas, días y hambre, hoy Napillo las retoma en la última parte del sexenio, sabe que será su última oportunidad, el tiempo se le acaba y el fuero también, no podrá seguir cometiendo abusos y dejará de estar protegido por la figura de senador.
@CarlosPavonC