Héctor Zagal
(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)
El 4 de julio conmemora la Independencia de Estados Unidos y, para la cultura pop, también recuerda aquella película protagonizada por Will Smith, Jeff Goldblum y Bill Pullman, Independence day. ¿La vieron? A mí me divirtió, aunque me parece curioso que los alienígenas hayan centrado el conflicto global en Estados Unidos y que, para variar, sean los mismos estadounidenses quienes terminen salvando el mundo en el día de su independencia. ¡Qué coincidencia tan patriótica!
Pero dejando de lado las películas noventeras, estoy seguro de que más de uno habrá escuchado que la Independencia estadounidense no se habría logrado sin el apoyo de Francia. En efecto, los franceses fueron aliados importantes pero, ¿sabían que España también ayudó a la independencia de las Trece Colonias?
En 1756 empezó un conflicto que involucró a varias potencias europeas: la Guerra de los siete años. España se vio arrastrada al mismo por los pactos familiares que tenía con los Borbones franceses, entonces reyes de Francia. Al final, no les fue muy bien que digamos. España tuvo que entregarle Florida a Gran Bretaña y perdió los territorios que le había arrebatado a Portugal previamente.
Para 1776, año en el que inició la independencia estadounidense, los resentimientos de esa guerra salieron a flote. El rey de España, Carlos III sabía que el ejército de los colonos rebeldes era precario. En un principio, la ayuda fue sólo monetaria, sobre todo de pobladores de la Nueva España. Sin embargo, con el tiempo la Corona española terminaría enviando un total de 11 mil hombres para luchar junto a los rebeldes, lo que deja en claro la diferencia de apoyo si lo comparamos con los 5 mil que Francia envió.
Uno de los personajes más relevantes en este capítulo fue Bernardo de Gálvez. Este político y militar, famoso por viajar desde su bergantín “Galvezton”, consiguió la rendición de Mobila y Panzacola, dos lugares estratégicos para los británicos en Florida.
Asimismo, defendió la cuenca del río Mississippi, lo que impidió que los refuerzos británicos pasaran por ahí y llegaran a Yorktown. Como reconocimiento, el rey de España lo nombró conde de Gálvez, gobernador de la Luisiana española y, tiempo después, virrey de la Nueva España. Hoy una ciudad de Texas lleva el mismo nombre de su bergantín Galvezton.
Quién iba a decir que, años más tarde, los descendientes de esos colonos terminarían por arrebatarnos Texas y más tarde la mitad del país. ¿Ironías de la vida o hijos malagradecidos?
Sapere aude!
@hzagal