No es nada nuevo ni sorpresa de nadie que México sea un país sísmico, debido a su ubicación y a la posición que ocupa sobre las placas tectónicas.
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Han ocurrido tres grandes temblores en la historia reciente de México, que han marcado a gran parte de la población: el del 28 de julio de 1957, con una magnitud de 7.8 y recordado porque provocó la caída del Ángel de la Independencia; el del 19 de septiembre de 1985, de 8.1 grados; y el último fuerte ocurrido en 2017, coincidentemente también el 19 de septiembre.
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Dado que los especialistas han repetido en numerosas ocasiones que estos fenómenos meteorológicos no se pueden predecir y llegan sin aviso, se debe estar preparado y en constante alerta en caso de que ocurra alguno de repente.
Por todas las características de los terremotos es que se realizan constantes simulacros en instituciones públicas y privadas, con el objetivo de prevenir y preparar a los ciudadanos.
En estos simulacros se debe salir a una zona segura localizable con calma pero en el menor tiempo posible y de forma ordenada, siguiendo las rutas de evacuación que deben estar señaladas.
Además de estas medidas de evacuación, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Gobierno de la Ciudad de México recomienda otras medidas para el momento en que se active la alerta sísmica:
- Si uno se encuentra en un edificio alto y no hay tiempo de salir, ubicar una zona segura.
- Tratar de mantener la calma en todo momento.
- Mantenerse alejado de ventanas.
- Apoyar a niños y personas con discapacidad.
- No ingresar a elevadores.
Finalmente, Protección Civil aconseja a los ciudadanos a tener presentes estas medidas y a su colaboración para aminorar los daños.
PGR