La música clásica que carga gran aura de eurocentrismo tiene entre sus protagonistas mundiales a un mexicano, Horacio Franco, un flautista que ha roto barreras en su gremio.
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“Mi gusto por la música nace en la secundaria con la clásica flauta que todos odian y que odian porque no la conocen. No los juzgo, pero escuché tocar a una compañera mía a Mozart y de ahí me cautivó, me di cuenta que se me facilitaba mucho, me decian que era lo que tenía que sacar y lo hacía sin mayor problema”, aseguró el flautista en entrevista con 24 HORAS.
Sin embargo, como en muchas historias relacionadas al arte y su aceptación social en México, Franco tuvo que enfrentarse a las opiniones de sus padres.
“Nací en una colonia popular en la colonia portales, en mi familia nunca nos inculcaron el arte o algo por el estilo, mis papás no estudiaron mucho pero querían daeme lo mejor, que me pudiera ir mejor que a ellos y por eso querían que fuera doctor o abogado. Lo primero que escuché luego de que les dijera que quería ser músico y de que pegaran el grito en el cielo, fue lo de que el arte no da para vivir”, agregó.
Pero fue la perseverancia y la dedicación lo que lo llevó al Conservatorio Nacional de Música y posteriormente al Sweelinck Conservatorium de Ámsterdam.
“Mandé un casete con una grabación mía esperando ser escuchado y me aceptaron allá, pero faltaba pagar el vuelo, así que logré ganar un concurso y sumé el dinero que ahorré mientras fui maestro en México a mis 16 años y me pude ir a perfeccionar algo que aquí era muy difícil, la flauta”.
“Es el instrumento más de viento fácil de hacer sonar, con solo soplarlo ya emite sonido pero es el más difícil de controlar, culturalmente es un instrumento que tocaban los aficionados y cuando Hitler llegó al poder la implementó como un instrumento del pueblo, es así como se introdijo en las secundarias nacionalesnpero le faltó una metodología, por eso es que vemos a más gente sufrir que disfrutarla”, aseguró.
Franco ha recorrido todo el mundo con su flauta en mano y cree que en México existe gran malinchismo y una idealización errónea de esta música y de Europa, que aleja a muchis de esta música.
“No es cierto que en Europa sea lo más normal escuchar esto o que el arte esté por todas partes, en realidad es mucha gente grande quienes asisten a estos conciertos y a los míos.
“En México no hay suficiente difusión de eventos culturales que incluyan esta música, existen algunos ya muy organizados y reconocidos como el Cervantino pero lo cierto es que esta música es para quien logre sentirla sin importar su contexto social”, finalizó el flautista.
LEG