Pase lo que pase, la 4T ya ganó.
Puede que triunfe en la elección presidencial de 2024, y quién sabe, a lo mejor se lleva hasta la mayoría calificada en las cámaras, reforma la constitución y hace que el supremo, el Presidente eterno, se reelija, luego de una pausita de seis años, como un Obregón que sí la hizo.
O no. Puede que la 4T lo pierda todo y de todas formas ya ganó. Porque sus hijos se van a llevar la experiencia de lo nunca vivido. Llevar esos relojazos, por ejemplo. Los viajes en avión de la Guardia Nacional para la familia, agustísimo y, chance, hasta la satisfacción profunda de haber salvado a una jirafita, aunque de esto no estamos seguros.
La vida en una casa en Houston, con sus barbecues en la alberca, antes del detox con verduras del Costco. Una lana para El Chamuco y unas paellitas. Haber librado el Covid porque a ti el Ejército te trajo las medicinas que tienen prohibidas los demás mexicanos. Un buen billete con la venta de ventiladores. Un préstamo envidiable para –digamos– hacer series de narcos y alguna exención fiscal, al muy razonable precio de un nalgazo en la inauguración del AIFA, cámara al hombro y un soponcio en la marcha a mayor gloria de.
Asiento VIP gratis, en uno que otro concierto en el Zócalo. El placer de experimentar con la Ivermectina entre la población más jodida. Gracias a ustedes, amados pobres. Para eso estudié en la Ivy League. Ver a los amigos haciendo buenos bisnes que con el carbón, que con la refinería. Conocer a los próceres de la democracia alternativa latinoamericana en las pachangas del Gobierno federal: a Nico Maduro, a Canel, al Evo.
Eso, por lo que toca a los hijos. Porque el padre de la 4T también se llevará unos recuerdos chulísimos a La Chingada. Como pasar de los 200 varos y el Tsuru a las Suburban, del vuelo low cost al avión de Sedena y de Copilco al Palacio.
Cómo recibir en Cuba la misma medalla que Kim Il-Sung. Cómo echar el fildeo-macaneo con peloteros de Grandes Ligas y hacerse cuate de Trump, tipazo, y enchularle el estadio a las Guacamayas de Palenque y decir: “Hágase una vacuna” y que la vacuna se haga, aunque haya llegado cuando el virus que iba a combatir ya no existe.
Y, lo más bonito: los hijos y el padre de la 4T se van a llevar todo eso luego de haber peleado durísimo por el bien del pueblo. Si ser progre claro que recompensa. Ya lo dijo nuestro líder: los pobres son una apuesta segura.
Sí: la 4T, pase lo que pase, ganó. Por eso están desesperados, pinches conservadores.
@juliopatan09