El mecanismo de ayuda humanitaria transfronterizo de la ONU, vital para millones de habitantes de zonas rebeldes en Siria, llegó a término sin que haya una votación del Consejo de Seguridad para extenderlo.
Los 15 miembros del Consejo intentan desde hace días llegar a un acuerdo para extender el mecanismo que permite llevar alimentos, agua y medicamentos desde Turquía a los habitantes del noroeste de Siria, sin la autorización de Damasco.
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El voto, inicialmente previsto para el viernes y luego para el lunes, fue aplazado otra vez a la mañana del martes, indicó en la noche del lunes la presidencia británica del Consejo.
Los convoyes humanitarios no utilizaron la frontera durante la noche por lo que sus operaciones finalizaron en la incertidumbre. Incluso si hay un voto positivo, no podrán retomar la actividad el martes temprano por la diferencia horaria con Nueva York.
“La clave es encontrar un terreno de entendimiento”, comentó más temprano la embajadora británica en la ONU, Barbara Woodward, que preside el Consejo de Seguridad en julio.
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“Queremos hacer todo lo posible por los 4,1 millones de sirios que necesitan ayuda desesperadamente”, agregó la diplomática, que hace pocos días denunció el uso de la ayuda humanitaria como “moneda de cambio”. Una acusación que apuntaba, sin nombrarla, a Rusia.
El mecanismo fue creado por la ONU en 2014 y permite llevar la ayuda humanitaria al noroeste de Siria, sin permiso del gobierno de ese país, que a menudo denuncia una violación de su soberanía.