Trece elementos de seguridad fueron retenidos tras el levantamiento de bloqueos en Chilpancingo, Guerrero.
Los 13 rehenes -cinco policías, cuatro guardias nacionales, tres funcionarios locales y uno federal- eran parte de los 300 elementos desplegados para contener a los manifestantes que marcharon por la carretera federal México-Acapulco, a la altura de Chilpancingo.
“Si ellos prolongan la privación de la libertad de estas personas (…) entonces ya no hablamos de un movimiento social pacífico y entonces tendremos que tomar otra estrategia”, dijo Ludwig Reynoso, secretario de Gobierno estatal en conferencia de prensa.
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Armados con piedras y palos, unos tres mil manifestantes forzaron a las autoridades a replegarse para evitar una confrontación directa, relató el secretario de Seguridad estatal, Evelio Méndez.
Ese momento fue aprovechado por la muchedumbre para lesionar y capturar a los rehenes, además de apoderarse de un camión blindado que fue utilizado posteriormente para derribar una de las puertas del palacio de gobierno estatal, agregó el mando policial.
En las calles de Chilpancingo, familias enteras corrían para guarecerse, mientras que escuelas, restaurantes y otros comercios cerraron sus puertas.
Según sus organizadores, la protesta reclama al gobierno por el incumplimiento en la construcción de obras viales para tres comunidades, una versión cuestionada por las autoridades por la actitud “agresiva y tumultuaria” de los manifestantes y su rechazo a dialogar.
El violento reclamo ocurre también tras la detención la semana pasada de dos presuntos miembros del grupo criminal Los Ardillos, una de las bandas que opera en el empobrecido estado.
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Al respecto, el secretario Reynoso informó que en la marcha se detectó la presencia de “familiares” de los detenidos, así como de “gente armada” que disparó contra los vehículos blindados de la policía.
“Identificamos irregularidades que no se dan en este tipo de movilizaciones, una movilización genuina, social, no se da en esta forma (…) Hay indicios de que esta manifestación tiene otro perfil”, afirmó Reynoso.
La protesta también es precedida por el asesinato el fin de semana de cinco taxistas en distintos puntos de Chilpancingo y la vecina ciudad de Tixtla, por hombres armados que también incendiaron sus vehículos, según reportes de autoridades y medios locales.