Para algunos el peso mexicano tiene vida propia y se fortalece o debilita de acuerdo a su condición física, alimentación o su ejercicio diario, con titulares en los medios como “El peso le echa ganas”, o “gana terreno”, que parecieran otorgarle méritos particulares a una moneda fuera de todo su contexto político, social y económico.
Ante la politización de todo acontecimiento en México, a la paridad entre el peso y el dólar se le quiere dar interpretaciones únicamente políticas, como si se tratara de un fenómeno natural, un terremoto o un huracán, cuando en realidad obedece a mecanismos financieros precisos y medidas económicas medibles, que impulsan su reducción en la paridad con la moneda más fuerte del mundo.
Pero a la hora de criticar esa fortaleza del peso sobran contextos e historias, como el hecho de que cada vez que vale menos el dólar en relación al peso, y el dinero de las remesas de los mexicanos trabajando en el extranjero pueden comprar menos productos en nuestro territorio, lo cual quieren mostrar como un problema nacional y de incremento a la pobreza.
La conciencia de los trabajadores mexicanos respecto al fortalecimiento del peso ha obligado a aumentar el número de dólares para que lejos de reducir el consumo de sus familiares se incremente. Pero esta es solo una de las historias que tratan de esconder que el dólar cada día vale menos y está a punto de tocar la barrera de los 16 pesos, luego de haberlo encontrado el actual Gobierno, en 2018, en 25 pesos por dólar.
La disciplina en el gasto, la ausencia de préstamos al extranjero, la cancelación de impuestos nuevos, son sólo parte de esta situación que arroja el fortalecimiento de nuestra moneda y de nuestra economía.
Otros autodenominados analistas en finanzas que tomaron los medios por asalto desde administraciones anteriores, aseguran que no es ningún mérito que el dólar esté barato para los mexicanos porque el dólar se ha depreciado en todo el mundo, lo cual es mentira. Ahora, ante la aparición de las fuerzas económicas de Rusia y China, el rublo y el yuan, –también denominada renminbi, que quiere decir, el dinero del pueblo–, le arrebatan al dólar la posibilidad de ser la única moneda de compra venta en el comercio internacional, pero esto nada tiene que ver con la fluctuación de la moneda, y menos en México, con quien Estados Unidos comparte más de tres mil kilómetros de frontera y es uno de sus principales socios comerciales.
El caso y la consigna radica en reducir los méritos que logran que el peso regrese al precio justo frente al dólar, que no es la única moneda con la cual ha mostrado el peso fortaleza, también ha bajado el euro y otras monedas, que los analistas de los medios parecen desconocer. También desconocen que, desde Porfirio Díaz, México ha pedido prestado al extranjero dinero, lo cual condiciona la política económica de nuestro país, pero eso no lo dicen aunque hayan vivido crisis importantes durante su cobertura en la fuente de la que dicen ser expertos.
Miguel de la Madrid vendió la política económica a cambio de créditos con el FMI, pero nadie quiere recordarlo en esas páginas.
El peso tiene historia, marco legal, significados políticos, pero, sobre todo representación económica que quieren hacer a un lado los enemigos de una economía que se les fue de las manos. Porque ahora deben dar cuenta de una paridad del peso frente al dólar quienes aseguraban que con la llegada del actual Gobierno el peso estaría a 50 pesos por dólar.
Porque ahora a los mecanismos económicos han optado por darle significados ideológicos a algo que es tangible y comprobable a los ojos de todos, claro, menos a la visión de los necios.
PEGA Y CORRE.- José Ángel Gurría considera buena idea anunciar que el Frente Amplio opositor mantendrá los apoyos sociales, como si éstos no estuvieran ya garantizados en la Constitución, y ahora se dicen protectores de una ayuda a la población a la que siempre se negaron rotundamente… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.