Queda ya menos de una semana para saber quién será el próximo presidente del Gobierno y España vive entre debates y contra debates, con golpes bajos y altos. Estamos viviendo entre encuestas y contra encuestas, en mítines y contra mítines, en mensajes cómodos, incómodos y cruzados. Los candidatos han sacado el sable y lo van a apurar hasta las últimas horas, hasta matar o morir, hasta morir matando.

El actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de seguir en la silla del poder. Son ya más de cinco años los que lleva radicando en el Palacio de la Moncloa como Primer Ministro.

Imagino que para un Presidente que no esté centrado, el sentirse poderoso debe ser algo muy excitante. De hecho, aquí en España lo llaman la erótica del poder. Pero lo cierto es que cuando tienes todo a tus pies, cuando pides cualquier cosa por muy estrambótica que sea y se te da, cuándo tienes todo lo que solicitas, llega un momento en el que se puede perder el piso. Cuando durante las veinticuatro horas del día dicen que uno es el más inteligente, el más atractivo, el más simpático, al final, si no se es una persona centrada, uno se lo cree. Se llega a pensar que los españoles no pueden vivir sin uno y que poco menos que no se puede dormir ni las ocho horas para no dejar huérfana a la ciudadanía.

Este próximo domingo hay elecciones. No son cosa menor. Se trata de votar para avanzar. Lo curioso es que todos los partidos dicen que si no se les vota a ellos solo habrá retroceso, no habrá avance. ¿En qué quedamos?

 

      @pelaez_alberto