Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 se proponen “reducir a la mitad” las emisiones de CO2 respecto a anteriores citas olímpicas, un objetivo celebrado por los observadores, pero que carece de los detalles necesarios para una verificación independiente.
“Nuestra ambición es reducir a la mitad las emisiones vinculadas a la organización de los Juegos”, indican los organizadores.
París 2024 prevé así la emisión de unos 1,58 millones de toneladas equivalentes de CO2, una cifra muy inferior a los 3,5 millones de toneladas de media de los anteriores Juegos de Londres 2012 y Río 2016.
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“Es una bonita promesa”, dice a la AFP Martin Müller, profesor de Geografía y Sostenibilidad de la Universidad de Lausana (Suiza), para quien este tipo de objetivo es una novedad.
Pero “me faltan las cifras para creerlo”, lamenta. “Como investigador, no puedo entender la base sobre la que se ha calculado, las distintas fuentes de emisiones y los componentes”, agrega el investigador, a quien le gustaría tener libre acceso a datos precisos.
Tres tercios
Por el momento, los organizadores dan previsiones a grandes rasgos.
Las emisiones proyectadas se dividen en tres tercios: uno para los desplazamientos, otro para las obras de construcción y un tercero para las actividades vinculadas directamente con los Juegos, como el hospedaje, la seguridad, la restauración, etc.
Gilles Dufrasne, experto de Carbon Market Watch, elogia la verdadera “reflexión” de los organizadores al escoger “reutilizar un máximo de infraestructuras existentes”.
De hecho, la huella de la construcción es limitada por el uso en un 95% de infraestructuras existentes o temporales, al contrario que durante el criticado Mundial de fútbol de Catar.
“El otro gran tema es el de las emisiones de los espectadores que lleguen en avión”, destaca Müller. Incluso si los sitios deben ser accesibles en transporte público, algunos habrán llegado antes desde lejos.
Más anecdótico, los organizadores intentan reducir también la huella de los Juegos recurriendo a electricidad de origen renovable o sirviendo a los espectadores comida de “baja (emisión) de carbono” con menos carne.
Compensaciones
“Se compensarán las emisiones que no podrán evitarse”, indican los organizadores. Esto consiste, por ejemplo, en financiar la plantación de árboles para absorber CO2.
Pero estos mecanismos suelen estar poco o mal verificados, con metodologías de recuento variables. “La compensación es una medida de último recurso”, apunta Martin Müller.
Sin embargo, los organizadores prometen ser rigurosos en la selección de proyectos que “cumplan las normas internacionales de certificación más estrictas” y citan como ejemplo la restauración de bosques, aunque no dan muchos más detalles por el momento.
¿Contribución positiva?
“París 2024 se compromete a organizar los primeros Juegos con una contribución positiva para el clima”, indicaban los organizadores en antiguos documentos aún en línea, una promesa basada en compensar más emisiones de CO2 de las que se emitirán.
Pero esta noción, criticada por los observadores por dar la engañosa imagen de un acontecimiento que no tendrá impacto alguno en el medio ambiente, se ha suprimido de los últimos comunicados.
“Ha habido un verdadero replanteamiento de la forma de comunicar” y “es algo a lo que realmente están prestando atención”, celebra Gilles Dufrasne.
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¿Y después?
Los organizadores esperan sentar un precedente y un “nuevo estándar” para las futuras citas olímpicas, pero ¿cómo ir más allá?
Investigadores, entre ellos Martin Müller, abogaron en un estudio publicado en Nature Sustainability en 2021 por una verdadera revolución: “Reducir considerablemente el tamaño del acontecimiento, rotar los Juegos entre las mismas ciudades y aplicar normas independientes de sostenibilidad”.
Este experto insiste en “reducir el número de espectadores”, al menos “aquellos que vienen de lejos” en avión. Dufrasne, por su parte, imagina incluso un evento “únicamente televisado” con “retransmisiones en estadios locales en todo el mundo”.
EAM