Para un régimen democrático, estar en transformación es el estado natural; la democracia es y debe ser dinámica, afirmaba Norberto Bobbio.
Recientemente, hemos reflexionado sobre el impacto y la relevancia de las elecciones generales en España, mismas que han marcado un hito en el futuro del país; ya que durante este proceso electoral, los españoles se han visto inmersos en una profunda incertidumbre política, donde ningún partido recibió el apoyo suficiente para formar un Gobierno.
Dicho suceso, probablemente derive en semanas de intensa negociación o en una nueva votación a finales de este año, pues el resultado se tradujo no sólo en una votación poco concluyente, sino también en un complejo embrollo político. Una situación que se ha tornado familiar para los españoles desde que su sistema bipartidista se fracturó hace casi una década.
Por lo que con 99% de los resultados escrutados, el PP volvió a ser la fuerza más votada con casi 136 escaños asegurados, frente a 122 del PSOE. Sin embargo, se trató de una victoria amarga, ya que esperaban obtener una mayoría absoluta. Aunado a ello, es preciso mencionar que actualmente el PP y Vox suman 169 escaños en el Congreso y, en caso de alcanzar un acuerdo entre ambos, todavía tendrían lejos los 176 que son necesarios para la mayoría absoluta.
En ese marco, cabe destacar que a pesar de que ha manifestado que su deber es “abrir el diálogo” con todas las fuerzas parlamentarias, Alberto Núñez Feijóo, enfrenta un camino difícil hacia el palacio de La Moncloa. Pues recientemente, informó el inicio de los contactos con otras fuerzas para poder explorar la investidura. No obstante, el PNV rechazó negociar la investidura del PP si éste dependiera de Vox –tratándose así del segundo rechazo que recibe.
Por otra parte, se estima que el actual presidente, Pedro Sánchez, pueda contar con el apoyo de la coalición de izquierdas Sumar, así como con los nacionalistas vascos de EH Bildu y el PNV. Sin embargo, convencer a los independentistas catalanes de ERC y Junts per Catalunya será más complicado debido a su aspiración de celebrar un referéndum legal sobre la independencia de Cataluña.
El panorama actual muestra que el bipartidismo ha cambiado definitivamente, dejando un Parlamento muy variado, con fuerzas minoritarias y periféricas con las que es difícil llegar a un acuerdo. Por ello, sólo el tiempo dirá cómo se despliegan los acontecimientos políticos en los próximos días y semanas.
La reciente jornada electoral en España ha puesto de manifiesto, una vez más, la dificultad para predecir los resultados electorales con precisión, y ha dejado un escenario político complejo y lleno de desafíos, donde los votos de los catalanes y vascos se vuelven clave para la conformación de un gobierno progresista. Se trata de un recordatorio de que la diversidad política y territorial del país exige una delicada danza de negociaciones y compromisos para alcanzar mayorías y acuerdos que reflejen la voluntad del pueblo.
¿O será otra de las cosas que no hacemos?
Consultor y profesor universitario
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