¡Resiste! Es el mensaje que desde hace 16 años Napillo exige a los mineros, desde su mansión. El supuesto líder dice: resistan a no comer, resistan a no recibir un salario, a darle una mejor vida a sus hijos, resistan a no ayudar a sus padres, resistan a enfermar, porque no tendrán dinero ni para medicinas, pero ustedes resistan.

Incluso, la frase está tan acuñada, que es parte de la empresa que tiene con su familia, en donde agrupan y afilian trabajadores y la siguen llamando sindicato. El que entra con ellos, es a resistir los caprichos y todo lo que se tenga que hacer para que Napoleón Gómez Urrutia libre la cárcel, tras el robo de mil millones de pesos que les quitó a más de 10 mil trabajadores mineros.

Pero, ¿qué hay detrás del famoso “resiste” de Napillo? Una solicitud que no aplica ni para él, ni para su familia, pero sí para los mineros. Ha arropado esta palabra con una serie de falsedades. La mentira más grande que ha dicho y con la que ha lucrado hasta donde ha querido es que es minero, pero no ha sido la única, tras ésta, hay una infinidad que involucran su nacionalidad, su patrimonio, el origen de su autoexilio y el supuesto interés que tiene por los trabajadores, su nombre -aseguran- es sinónimo de falsedad y estafa.

Gómez Urrutia ha hecho de las mentiras su eje de acción, sigue presumiendo huelgas que, según él, llevan 16 años, huelgas que ya no existen, pero que se empecina en decir que sí, sólo para organizar marchas, bloqueos carreteros, enfrentamientos y hasta para amenazar funcionarios y desviar la atención del verdadero hecho que se tiene que perseguir, que lo involucra de manera abusiva, en el robo de mil millones de pesos de un fideicomiso minero.

No se trata de tres huelgas, sino de tres mitos, las huelgas que no iniciaron por cuestiones de seguridad, sino porque Napillo necesitaba retar al Gobierno para que le quitaran las órdenes de aprehensión por el citado robo, por lo que jugó con el empleo de miles de familias mineras de Cananea, en Sonora; Sombrerete Zacatecas, y Taxco, en Guerrero, y las sometió a su famoso “resiste”.

Tras varios años de no cobrar salarios y de vivir de prestado, los mineros se dieron cuenta que lo único que les ofrece Napillo son mentiras, que no existen las indemnizaciones millonarias, pero sí la pobreza y la desintegración familiar. Las huelgas terminaron, es importante decir que los que siguen en esos movimientos son pagados por Napillo para enrolar a más trabajadores.

Las huelgas no existen, la realidad es que la de Cananea terminó en 2009, cuando la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje declaró concluidas las relaciones laborales individuales y colectivas entre el Sindicato Minero y la empresa; la de Sombrerete acabó en 2018, cuando los trabajadores decidieron regresar a laborar por voluntad propia, mientras que en Taxco, no es que la mina esté en huelga, en términos sencillos dejó de ser productiva y cerró.

Napillo insiste que los mineros están en huelga. Recientemente organizó un supuesto Foro Nacional Minero que se tradujo en sólo marchar para así intentar presionar al Gobierno, incluso mandó un escrito al presidente López Obrador para decirle que haga justicia y, en eso coincido con Napillo, es momento que se haga justicia a los mineros que han perdido su empleo por los caprichos de ese bribón, que se haga justicia a los que estafó, que se les haga justicia a los que murieron en espera de que Gómez Urrutia les regresara su dinero y que se haga justicia de todos los que ha abusado.

 

    @CarlosPavonC